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#SaludMental La depresión en personas con enfermedades crónicas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a las enfermedades crónicas como padecimientos de larga duración y por lo general de progresión lenta. Las enfermedades cardíacas, los infartos, el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes son las principales mencionadas. Cuando un paciente es diagnosticado con alguna enfermedad crónica, es probable que atraviese por estados de estrés, ansiedad y depresión. Adaptarse a la nueva realidad supone un reto que algunos no superarán y el diagnóstico de depresión es común en pacientes con este tipo de enfermedades


Las enfermedades crónicas producen un cambio en las rutinas y los hábitos de quienes las padecen; el estado físico y emocional también cambia al instante y es común enfrentar sentimientos de tristeza, frustración o ansiedad o desaliento con el diagnóstico, ya que el saberse enfermos cambia de manera radical los panoramas habituales de las personas. Desde realizar actividades cotidianas, hasta ejecutar las actividades favoritas del individuo. Sin embargo, esto no necesariamente quiere decir que se enfrenta un diagnóstico de depresión a la par.

 ¿Cómo saber si estás deprimido?

Siguiendo El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), para ser diagnosticado con trastorno de depresión mayor es necesario cumplir con cinco o más de los síntomas siguientes, que representan un cambio del funcionamiento previo del individuo. Al menos uno de los síntomas es “estado de ánimo deprimido” o “pérdida de interés o placer”.

  1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, según se desprende de la información subjetiva o de la observación por parte de personas.
  2. Disminución importante del interés o el placer por todas o caso todas las actividades la mayor parte del día, casi todos los días.
  3. Pérdida importante de peso sin hacer dieta, o aumento de peso.
  4. Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
  5. Agitación o retraso psicomotor casi todos los días.
  6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
  7. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada casi todos los días.
  8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos los días.
  9. Pensamientos de muerte recurrentes, ideas suicidas recurrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo.

Todos los síntomas mencionados deben causar un malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. Este episodio de depresión no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica.

Vivir con una nueva enfermedad que deteriora significativamente el estado físico y mental del paciente creará cambio en todos los sentidos, sin embargo, lo esperado es que el paciente se adapte a la enfermedad y aprenda a lidiar con ella; por eso el diagnóstico de depresión es algo que se debe tomar en serio.

El hecho de experimentar sensaciones de tristeza podría tomarse como algo normal en cualquier persona que recibe una mala noticia, estos sentimientos disminuirán a medida que el individuo se adapte y acepte el diagnóstico. La depresión es una enfermedad mental que debe ser tomada en consideración de acuerdo a los criterios diagnósticos antes mencionados, así mismo el diagnóstico debe ser realizado por un especialista en salud mental.

Los factores de riesgo de padecer depresión  pueden estar relacionados con la misma enfermedad, en algunas de las enfermedades crónicas se presentan cambios a nivel cerebral, tal es el caso del Parkinson, estos cambios pueden estar íntimamente ligados a los síntomas de depresión.

Según el DSM-5 el episodio depresivo debido a otra afección médica  cuenta con criterios diagnósticos un tanto diferentes:

  1. Un periodo importante y persistente de estado de ánimo deprimido o una disminución notable del interés o placer por todas o casi todas las actividades predomina en el cuadro clínico.
  2. Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o los análisis de laboratorio de que el trastorno es la consecuencia fisiopatológica directa de otra afección médica.
  3. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental.
  4. El trastorno no se produce exclusivamente durante el curso del delirium.
  5. El trastorno causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

A continuación se mencionan algunas de las enfermedades crónicas en las que existe mayor riesgo de presentar depresión según el National Institute of Mental Health (NIH):

cáncer, enfermedad coronaria, diabetes, epilepsia, esclerosis múltiple, derrame cerebral, Alzheimer, VIH/sida, enfermedad de Parkinson, lupus eritematoso sistémico y artritis reumatoide

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