El más reciente informe sobre la política social, presentado por el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social, CONEVAL, muestra dos cuestiones: 1) los programas de transferencias de ingresos permiten paliar las más urgentes carencias de la población, pero no la superación de la pobreza; y 2) sin una estrategia de generación de empleo formal suficientes y dignos, ninguna política social logrará por sí misma el mejoramiento de las condiciones de vida.
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Frente a lo anterior, los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del IV trimestre del 2020, presentados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), muestran la preocupante profundización de las precarias condiciones en que se encuentra el empleo en México.
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2.5 millones de personas desocupadas
De acuerdo con el INEGI, en el IV trimestre de 2020 había un total de 2.54 millones de personas desocupadas en el país. La cifra fue ligeramente menor a la registrada en el tercer trimestre del año pasado, cuando se registraron 2.76 millones de personas sin ocupación. Asimismo, es importante mencionar el incremento de la Población económicamente activa entre los dos últimos trimestres del año pasado, al haber pasado de 53.78 millones entre julio y septiembre a 55.88 millones entre octubre y diciembre del 2020.
Muy bajos ingresos
Una de las cuestiones que México no logra resolver, es elevar los niveles salariales de la población; pues a pesar de que se ha elevado el valor del salario mínimo en el país, las personas que se encuentran en los niveles más bajos de ingresos siguen siendo la mayoría.
En efecto, del total de los 53.33 millones de personas que se encontraban ocupadas al cierre del 2020, el 5.4% no recibía ingresos por las tareas desarrolladas; el 21.9% recibía hasta un salario mínimo; el 32.6% recibía de uno a dos salarios mínimos por día laborado; el 14.6% lograba de dos a tres salarios mínimos; 6.44% se ubicó en el rango de tres a cinco salarios mínimos; mientras que únicamente el 2.6% lograba más de cinco salarios mínimos al día.
Es importante destacar que los ingresos promedio por hora trabajada en el país son de 44.87 pesos; pero con enormes diferencias entre las áreas más urbanizadas, donde se perciben 53.028 pesos por hora de trabajo, frente a las menos urbanizadas, donde el promedio es de 37.98 pesos por hora de trabajo.
Sin acceso a servicios de salud
Otro de los indicadores que muestran la precarización del empleo es la cantidad y porcentaje de personas que no tienen acceso a prestaciones médicas por el trabajo que desarrollan. En efecto, según los datos del INEGI, al cierre del año pasado se tiene una estimación de 32.42 millones de personas que trabajaban sin acceso a servicios de salud, frente a solo 20.61 millones que sí lo tenían como prestación laboral.
Crece la informalidad
Los datos sobre el sector de la ocupación de las personas que trabajan muestran que sólo 23.68 millones de personas laboran en condiciones de formalidad, mientras que 29.64 millones lo hacen en condiciones de informalidad, es decir, sin contrato, sin salario fijo o sin prestaciones económicas y sociales.
Las condiciones de mayor vulnerabilidad las enfrentan quienes están en el llamado sector informal de la economía, es decir, personas que laboran sin establecimiento fijo, y sin prestaciones ni salario fijo; ellas suman 14.85 millones, que equivalen al 27.85% de la población ocupada del país.
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