Ayer se anunciaron nuevos cambios en el Gabinete. A la Secretaría de Gobernación llegó como titular Alfonso Navarrete Prida, quien despachaba al frente de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. En su lugar, llega Roberto Campa Cifrián, quien hasta ayer también ocupaba el cargo de Subsecretario de Derechos Humanos de la SEGOB.
De la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) se va Luis Miranda, lugar al que, por cierto, nunca debió llegar. El nuevo titular de la dependencia es Eviel Pérez Magaña, quien hasta ayer era Subsecretario de Desarrollo Social y Humano en la misma dependencia.
Pérez Magaña ha sido Diputado Federal y actualmente es Senador con licencia por el estado de Oaxaca; fue presidente municipal de San Juan Bautista, Tuxtepec, Oaxaca, el cual tiene una población de poco más de 191 mil habitantes y en donde, según los datos del Coneval, el 55.4% de sus habitantes son pobres.
La Sedesol, creada en 1992, ha sido siempre una dependencia vinculada el ejercicio real del poder; y en sus poco más de 25 años de existencia, por su titularidad han pasado tres personajes que posteriormente serían candidatos presidenciales: en 1994, Luis Donaldo Colosio Murrieta; en el 2012 Josefina Vázquez Mota y ahora José Antonio Meade. Es curioso, pero ninguno de los dos predecesores logró llegar al cargo. Colosio fue arteramente asesinado, y Josefina Vázquez Mota llevó al Partido Acción Nacional al tercer lugar en la votación.
Durante la presente administración la Sedesol ha tenido, con Eviel Pérez, a cuatro titulares. Se trata de una de las dependencias de mayor complejidad, no sólo por los programas que opera, o por los mecanismos de coordinación que debe desarrollar (por ejemplo, a través del programa Prospera), sino por la dura y difícil agenda que es responsable de atender.
Así, a pesar del avance que hubo entre 2014 y 2016 en materia de reducción de la pobreza, lo cierto es que, de acuerdo con los propios datos del Coneval, en el 2016 había más pobres, en números absolutos, que los contabilizados en el 2012.
Al respecto, numerosos expertos afirman que lo poco que se había avanzado, ya se erosionó debido a dos factores: 1) la inflación, y; 2) los efectos de los sismos del mes de septiembre del 2017, que llevaron a la ruina a numerosas localidades del Sur-sureste; en otras la pobreza se agudizó y profundizó; mientras que el impacto en la Ciudad de México aún no ha sido completamente cuantificado.
En efecto, la inflación general en 2017 fue de 6.7%; sin embargo, no puede dejarse de lado que en el capítulo de “frutas y verduras” el indicador fue de 18.6%; los energéticos subieron de precio en 17%; el precio del transporte creció en 11.4%; los servicios de salud y cuidado personal tuvieron un incremento de precios de 6.4%; mientras que el capítulo de “alimentos, bebidas y tabaco” registró un incremento de 7.92%.
La expectativa de crecimiento de la economía que tiene el FMI para México en este año es de apenas 1.9%; y debido al proceso electoral, no habrá inversión en obras durante los meses de la veda, con lo que eso implica para el empleo en diferentes áreas de la economía vinculadas al sector de las compras de gobierno.
Ante este escenario, la tarea que tiene enfrente Eviel Pérez Magaña es mayúscula. Llega a una dependencia que será más que vigilada, bajo la sospecha expresada por Morena-PT-PES y por el Frente conformado por el PAN-PRD-MC, de una posible utilización de sus recursos para beneficiar al candidato del PRI.
¿Cuáles deben ser entonces las prioridades de esta SEDESOL que va a cerrar la administración? Quedan literalmente 45 semanas para que se entregue el Gobierno a quien resulte electo como nuevo titular del Ejecutivo; y ese es un tiempo muy corto en el que lo deseable, en favor de los que menos tienen, se desarrolle una gestión de la máxima eficacia posible.
Artículo publicado originalmente en la “Crónica de Hoy” el 11 de enero de 2018