* México Social agradece al Ingeniero Óscar de Buen la coordinación de los contenidos de esta edición
En México, como en muchos otros países, el transporte carretero es el principal medio de transporte. Sin embargo, junto a sus evidentes beneficios en términos de movilidad para la población, también genera una serie de externalidades nocivas, entre las que destacan los accidentes viales. Se estima que en el año 2010 estos accidentes provocaron 1.24 millones de muertos y de 20 a 50 millones de heridos en todo el mundo, y que su costo representó entre el 1% y 3% del PIB mundial. Los países más afectados son los de ingresos medios y bajos, en los que ocurrió el 90% de las defunciones debidas a accidentes viales, y de las cuales más de la tercera parte correspondió a peatones y ciclistas.
México está soportando un costo económico, social y humano cada vez mayor por los bajos niveles de seguridad vial en sus calles y carreteras. Cada año se registran entre 20 y 25 mil muertes por accidentes viales, alrededor de 25 a 40 mil discapacitados y un total de 10 millones de afectados. Los accidentes viales son la principal causa de mortalidad entre los jóvenes de 15 a 29 años y en muchos casos están relacionados con el consumo inmoderado de alcohol. Las pérdidas asociadas a los accidentes viales son de alrededor de 1.7% del PIB, y los sistemas de salud están sujetos a enormes presiones por la necesidad de hospitalizar a más de 750,000 personas accidentadas cada año.
La inaceptable seguridad de las vialidades de México tiene profundas consecuencias sociales, pues además del elevado costo humano de los accidentes, éstos suelen afectar sobre todo a personas jóvenes, cabezas de familia con muchos años de trabajo por delante, cuya muerte o incapacidad total o parcial suele representar un duro golpe para sus familias, las cuales, además de tener que soportar la pena que representa la pérdida o la invalidez de un ser querido, con frecuencia quedan en una situación económica precaria de la que si acaso se recuperan con muchas dificultades.
Ante la gravedad del problema, en 2010 la Organización de las Naciones Unidas acordó que la década 2011-2020 sería la Década de Acción para la Seguridad Vial, con el objetivo principal de generar una conciencia mundial sobre el problema e intensificar el diseño y la implantación de políticas públicas para atenderlo. En ese contexto, el presente número de la Revista México Social busca acercarse al tema y proporcionar a los lectores información sobre la situación actual del problema en México, sobre sus consecuencias para la sociedad mexicana y mostrar cómo otros países han sido exitosos en la reducción de accidentes o están trabajando para lograr ese propósito.
La insuficiente atención otorgada a la instrumentación de políticas públicas eficaces para mejorar la seguridad vial, quizás provocada por la escasa concientización sobre la gravedad del problema, lleva a que en la actualidad existan importantes lagunas en la recolección de datos sobre siniestros viales; dispersión y ausencia de criterios homogéneos para su procesamiento; aislamiento de las acciones que emprenden las instituciones involucradas en el tema; y, sobre todo, falta de un marco legal y unas políticas públicas eficaces para la superación de la situación actual.
Independientemente del difícil panorama que la seguridad vial plantea actualmente en México, es alentador saber que el problema tiene solución. Países como España han reducido drásticamente los costos humanos y económicos derivados de los accidentes viales durante los últimos años, y otros como Chile están avanzando con rapidez en la implantación de medidas que darán resultados a corto y mediano plazos. Las soluciones parten de una voluntad colectiva para mitigar el problema y típicamente requieren un compromiso de sociedad y gobierno, una política integral sustentada en estrategias, planes y programas multisectoriales y una recopilación de datos sistemática, consistente y centralizada.
En los artículos que conforman este número de México Social, el lector encontrará información que le permitirá dimensionar la magnitud del problema de la seguridad vial en nuestro país, evaluar sus consecuencias y conocer la visión de sectores representativos de la sociedad civil y de sectores empresariales concretos. El número también incluye casos de experiencias exitosas en otros países y la descripción de algunos esfuerzos que se han puesto en marcha en Iberoamérica para contribuir a mitigar el problema.
Con la publicación de este número, la Revista México Social espera contribuir a lograr un grado de concientización social que resulta indispensable para detonar una respuesta colectiva eficaz a este problema de la sociedad mexicana contemporánea.
Óscar de Buen Richkarday
Presidente de la Asociación Mundial de la Carretera
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