“Me vendí la idea de no querer tener hijos porque de hacerlo no podría haber crecido profesionalmente dentro del mundo laboral; era algo que siempre quise…igual que tener hijos, pero sacrifiqué ese deseo. Hay cosas que las mujeres sacrificamos si queremos crecer profesionalmente, los hombres, no.”
Escrito por: Lizzy Santoyo Arrioja
“Fui a la entrevista laboral; al saber que era mamá, quien me entrevistó preguntó: ¿Y cómo le piensas hacer con tus hijas? No quiero eso de que se enfermaron y tengas que salir”.
Las mujeres se enfrentan a obstáculos que únicamente se les plantean a ellas si quieren desarrollarse profesionalmente. Hasta ahora no se sabe de algún hombre que haya tenido que decidir entre casarse y ser padre o crecer profesionalmente, tampoco se les cuestiona lo que harán en caso de que sus hijos o hijas se enfermen, ni se les juzga como menos aptos por ser padres, tampoco se les llama “malos padres” al ocupar un puesto directivo.
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Esta situación no tiene que ver con las competencias y habilidades sino con prácticas discriminatorias en las cuales ellas deben luchar y sacrificar mucho más que un hombre para alcanzar un lugar profesional.
Maternidad, labores de cuidado y el crecimiento profesional.
Entre los roles de género y el deseo genuino de muchas mujeres de crecer en el área relacionada con la pareja y/o maternidad, varias trabajadoras que son madres sienten culpa al desempeñar un trabajo por sentir que “abandonan” el hogar, ya sea que elijan trabajar por gusto o por necesidad. Es por lo que la participación laboral de las mujeres luego del nacimiento de un bebé se reduce en un 28% y en un 33% su ingreso laboral.
La responsabilidad de los cuidados y las labores domésticas recae principalmente en ellas, pues destinan un 67% de su tiempo al trabajo no remunerado, según datos del INEGI. Antes de la pandemia, las mujeres invertían de cuatro a cinco horas diarias, mientras que el 74% de los hombres no invertía más de una hora a estas labores. Por falta de tiempo, muchas se ven imposibilitadas de obtener un trabajo formal flexible, así el 55% se encuentra en el empleo informal a comparación de un 50% de los hombres. Con el emprendimiento sucede algo similar; una mujer que dedica también tiempo al trabajo no remunerado tiene ingresos significativamente menores de las que no.
¿Y la pandemia?
Con la pandemia las desventajas se profundizaron; las mujeres entre 15 y 29 años tienen tres veces más probabilidades de quedar fuera del mercado laboral como de la escuela que los hombres de la misma edad, según informó Michelle Bachelet en el Foro Económico de la Mujer. En México, el 50% de las mujeres está en riesgo de perder su trabajo según reveló la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Socialmente se ha considerado a la mujer como la responsable del hogar y al ser sus salarios generalmente menores, muchas abandonaron sus trabajos en la pandemia para dedicarse a las labores de cuidado y domésticas. Muchas otras continuaron su trabajo a distancia; 68% de ellas invirtieron más tiempo en actividades del hogar a comparación de un 40% de ellos, estando ambos trabajando desde casa.
Si el valor económico de las labores de cuidado fuese considerado a nivel global sería igual a ¡11 billones de dólares!
Brecha salarial
Las reglas del mundo laboral están (como en otros rubros) diseñadas y pensadas desde lo masculino, por ello las mujeres enfrentan grandes desventajas, una de ellas es la brecha salarial. “Yo veía cómo aumentaban el salario a mis compañeros (hombres) y yo seguía con el mismo, aún siendo gerente, igual que ellos” comenta una profesionista. En América Latina y el Caribe las mujeres ganan un 84% de lo que gana un hombre. Las mujeres trabajan en labores con horarios flexibles pero que se encuentran en los empleos menos remunerados. El INEGI en su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2021, señala que las mujeres ocupan tan solo un 29% de los empleos mejor pagados en México, y apenas un 2% de la población total femenina en el país cuenta con un trabajo de ingresos superiores a 21mil 500 pesos al mes. Esto significa que un 38% de las mujeres trabajadoras accede con dificultad a la canasta básica.
Igualdad de palabra más no en la realidad
El IMCO revela en su estudio #LupaDeGénero la evaluación de 18 indicadores que se hizo a los estados del país, para medir las condiciones laborales para las mujeres. Las entidades salieron reprobadas en el otorgamiento de condiciones óptimas, las cinco con mejor desempeño fueron la Ciudad de México, Baja California Sur, Baja California, Colima y Nuevo León. En estos mismos estados excepto Nuevo León y Baja California también presentan mayor representación política de mujeres en puestos de liderazgo.
Es necesario que no sólo el gobierno federal sino los estados y las empresas se involucren aún más. Ver estudio aquí
Qué hacer
El lograr una igualdad laboral es una labor de todas y de todos, es necesario modificar las conductas y perspectivas que sostienen la discriminación de la mujer, sólo por su género.
- Primeramente, soltar la culpabilidad de las madres al trabajar, disfrutar de su trabajo y llevar esa satisfacción al hogar, enfocarse en la calidad y no en la cantidad de tiempo que se brinda a las y los hijos, recomienda la psicoanalista Maite Sainz.
- Exhortar para que se apruebe y asigne un presupuesto para un Sistema Nacional de Cuidados que articule programas y políticas que garanticen los derechos de toda persona que necesita y brinda cuidados.
- Incentivar la responsabilidad paterna en cuidados infantiles, permisos de paternidad y la extensión de la licencia de paternidad, que hoy es de 5 días según el artículo 132 de la Ley Federal del Trabajo, siendo una de las más cortas del mundo.
- Establecer una ley de igualdad salarial y vigilar su cumplimiento.
- Capacitación y procedimientos empresariales que aseguren la no discriminación de mujeres.
- Incentivar a las empresas para que promuevan un balance sano entre la vida laboral y personal de la persona empleada.
- Promover la preparación de las niñas, derribar estereotipos que excluyen a las mujeres de puestos de liderazgo, de carreras relacionadas con ciencias y tecnología.
En conclusión; la igualdad laboral no sólo se relaciona con el quinto Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la cual México es firmante, sino que es una forma justa de incorporar al otro 50% de la humanidad en el ámbito económico, pues al ingresar más mujeres al ámbito laboral las economías crecerán y al superar la brecha habría un valor global de 17 billones de dólares y un estímulo de un 35% en promedio en la economía de los países con mayores desigualdades.
Está en cada persona el derribar preceptos que impiden y obstaculizan el desarrollo profesional de las mujeres, para que no tengan que pagar más esa factura. Es necesario generar igualdad de oportunidades y derechos. Seamos el cambio que queremos ver en el mundo.
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Las madres no solo son un pilar en las familias u hogares, sino que además, se mantienen en una lucha constante por ganar más espacios laborales en México. Las mujeres tenemos ya varios años en defensa para que nos ofrezcan mayor compatibilidad entre trabajar y ser mamás.