por Juan Luis Álvarez- Gayou Jurgenson
De la misma manera que en el ámbito de la heterosexualidad encontramos muchas diferencias en cuanto a las llamadas propiamente diversidades sexuales, también encontraremos múltiples variedades y será motivo de esta comunicación hablar un poco de las más conocidas
No existe un ser humano igual a otro. Lo mismo sucede en materia de sexualidad, y más concretamente, en los gustos e intereses sexuales. Dentro de la heterosexualidad vemos que hay personas que gustan de usar los llamados juguetes sexuales, otras que no, e incluso que hay quienes los rechazan; para otros más, el ejercicio de la sexualidad erótica es desagradable (I). Asimismo, para algunas personas tener varias relaciones sexuales a la semana es lo deseable, mientras que para otras es una vez a la semana, religiosamente un día específico de la semana.
Homosexualidad y bisexualidad masculina y femenina
El tema sexológico que, junto con la masturbación, ha sido motivo de múltiples escritos y especulaciones es la homosexualidad. Es indudable que ambas conductas se han presentado por milenios desde la existencia del homo sapiens y, sin embargo, la homosexualidad ha provocado diversas actitudes a través de la historia en distintos grupos sociales y culturales.
En nuestra cultura occidental, de origen judeocristiano, la Iglesia católica ha intentado suprimir esta expresión sexual al considerarla “pecaminosa y merecedora de castigo”, y los legisladores en algunos países la han juzgado como delito perseguible. Incluso, por desgracia, en algunos se aplica la pena de muerte.
Aunque éste no es el caso de México, los cuerpos policiacos la reprimen y persiguen con propósitos de extorsión y muchos profesionales de la psicología y la psiquiatría la han etiquetado como “enfermedad mental”, intentando curarla. En realidad ninguna de estas acciones ha disminuido su prevalencia, pero sí han logrado infundir sentimientos de culpa, inadecuación y estigmatización en las personas que muestran esta preferencia. Sin embargo, es digno de mención el hecho de que en la Ciudad de México de unos años para acá se han establecido los cambios a la Ley del Registro Civil que permite las bodas entre personas del mismo género.
Una definición operacional de homosexualidad es la de Marmor y Green (1978), quienes la describen como “una fuerte atracción preferencial hacia las personas del mismo sexo”. Otra es la del autor de este texto, según la cual la homosexualidad es: “la mayor atracción preferencial para relacionarse afectiva y/o eróticamente con personas del género propio”.
Tomando como punto de partida la opinión, ahora superada, que considera a la homosexualidad como enfermedad, desviación o perversión, se observa que se han postulado diversas teorías sobre su origen.
Por ejemplo, en alguna época, y por desgracia todavía algunos científicos serios lo piensan, había un silogismo verdaderamente ilustrativo de la ignorancia:
• Se considera que a las mujeres les gustan los hombres. Entonces “un hombre a quien le gustan los hombres debe tener algo de mujer”
• Y si se considera que a los hombres les gustan las mujeres, entonces “una mujer a quien le gustan las mujeres debe tener algo de hombre”
Es un error pensar que un hombre homosexual quiere ser mujer o la mujer lesbiana desea ser un hombre. Esta condición es otra diversidad que veremos más adelante.
Hoy en día se han descartado por completo a través de estudios científicos de alto nivel que pueda existir alguna situación de la vida que convierta a una persona en homosexual; ni un profesor ni una deficiencia en los padres; ni la carga hormonal o el estrés de una mujer embarazada; y mucho menos un evento traumático.
Además, si hacemos una búsqueda acuciosa se han encontrado evidencias de comportamientos homosexuales desde la prehistoria. Es por ello que, sin temor a equivocarnos, podemos decir que la persona homosexual nace, no se hace, igual que las personas bisexuales. Es lo mismo que la heterosexualidad, solo una diversidad que se encuentra en aproximadamente el 10% y el 15% de la población. Las personas bisexuales pueden sentir atracción por ambos géneros, y todo lo dicho sobre la homosexualidad es también válido para esta otra diversidad (II).
Bisexualidad
Muchos expertos consideran a la bisexualidad como la preferencia olvidada. Esto se debe, en parte, a la dificultad que tenemos los seres humanos para pensar en estados intermedios entre conceptos polarizados. Si bien no tenemos dificultad en encontrar el intermedio entre caliente y frío, no es así en otros casos como agradable y desagradable; día y noche; bueno y malo; difícil y fácil; y muchos más.
En materia de preferencia genérica únicamente solemos pensar en heterosexual u homosexual, y difícilmente pensamos en la posibilidad bisexual. De hecho, la preferencia genérica, como el sexo, es una de las categorías dicotómicas absolutas que aprendemos desde la infancia.
Así, vemos que las personas bisexuales muchas veces son rechazadas en los ambientes homosexuales por considerarles como homosexuales no decididos, mientras que en los ambientes heterosexuales simplemente se les considera iguales a los homosexuales y, por ende, también sufren rechazo.
La ciencia sexológica no ha escapado a esta situación, y si bien son millares los artículos científicos sobre homosexualidad, y ahora recientemente sobre hombres que tienen sexo con hombres (III), son muy pocos los que se centran en la bisexualidad.
Existen ideas erróneas muy definidas respecto a las personas bisexuales, mismas que vale la pena clarificar:
• No son indefinidos; de hecho, su definición consiste en que son personas a las que les pueden gustar tanto hombres como mujeres
• No son infieles por naturaleza, pues la conducta conocida como infidelidad se da en muchos seres humanos, independientemente de su preferencia
• No son necesariamente promiscuos (si pudiéramos clarificar lo que este término significa); de hecho, existen personas bisexuales que han tenido varias parejas y muchas otras que no
• No viven para lastimar y dañar a otros. Esta conducta se encuentra, por desgracia, en muchos seres humanos, independientemente de su preferencia
• No les gustan todas las personas. De la misma manera que en el caso de la homosexualidad, las personas bisexuales son selectivas y no buscan relacionarse
Travestismo, transgénero y transexualidad
El travestismo se refiere al gusto por usar prendas del otro género; y puede ser parcial o total. Las personas en ocasiones encuentran que el uso de alguna prenda les excita sexualmente; esta diversidad es ocasional o periódica y la catalogamos como un gusto por disfrazarse. Es de notar que si exploramos a un grupo de travestis vamos a encontrar que predomina en hombres y que son heterosexuales.
El transgénero se refiere a personas que gustan de usar vestimenta completa del otro género las veinticuatro horas del día. En este caso algunos cambian de nombre y otros mantienen su nombre original, lo cual puede ser chocante para algunas personas. Pero nunca buscarán una cirugía reconstructiva de sus órganos sexuales.
En la transexualidad encontramos a una persona que siendo mujer nació atrapada en un cuerpo de hombre y viceversa. Lo consideramos como una discordancia entre el sexo (cuerpo) y la identidad de género (sentirse hombre o mujer). El sufrimiento de estas personas es enorme hasta que logran la concordancia. Esta concordancia se logra en tres aspectos: reasignación hormonal, reasignación legal y reasignación quirúrgica. Es de notarse una vez más que la Ciudad de México se pone al frente en materia de Derechos Humanos, pues también se modificó la Ley del Registro Civil, y ahora estas personas pueden obtener una nueva acta de nacimiento. Esto es la Reasignación legal que se da en pocos países.
El estilo de vida BDSM
BDSM significa en inglés Bondage (atar a la pareja), Dominación, Sado Masoquismo. Existen personas para las cuales es importante recibir dolor o actos de sumisión como estimulantes eróticos y otros a los que les estimula aplicar estas prácticas. Esto es algo que no debe extrañarnos mucho, pues seguramente algún lector o lectora ha encontrado que una nalgada o unas palabras vejatorias al calor del acto sexual son estimulantes.
Sin embargo, estas personas que se reúnen en grupos organizados, desarrollan y educan a sus adeptos en formas de producir dolor sin lastimar, y lo mismo con la sumisión. Existe una investigadora de nuestra Institución que realizó un amplio estudio en esta población (IV).
El estilo de vida swinger
Si ponemos en un buscador de Internet la palabra swinger, saldrán alrededor de seis millones de páginas. Es una práctica muy difundida en el mundo que consiste primordialmente en el intercambio de pareja erótica; los que la realizan en su mayoría lo mantienen muy secreto por temor a ser estigmatizados. Nosotros realizamos un estudio en 157 (V) personas que tienen este estilo de vida y encontramos resultados muy interesantes:
Destaca el hecho de que nuestros participantes pertenecen a clase media y media alta, y por ende, estos resultados tal vez no sean extrapolables a otros grupos swinger. Habrá que explorar más
• Son personas con poca religiosidad y en su mayoría católicos
• La mayor parte (el 70%) llevan más de siete años de matrimonio
• La mayoría no comparten su ser swinger con sus hijos por ser pequeños, porque no lo entenderían, o porque su vida sexual es privada
• Iniciaron su experiencia swinger por “curiosidad” y “por buscar algo nuevo y cumplir fantasías”. Otras respuestas importantes fueron “generar amistades”; “divertirse”; “el placer y la excitación de ver a la pareja con otra persona”; “calentura”; “el no engañar a la pareja”; “hacerlo sin culpas” y “combatir el tedio y el aburrimiento en pareja”.
• No comparten el estilo de vida más que con personas del ambiente
• La respuesta abrumadora respecto a las ventajas de ser swinger fue que “ha mejorado la comunicación con la pareja y ha mejorado la vida sexual”
• Prácticamente no reportaron desventajas y sólo hubo seis ocurrencias mencionando los celos
• Consideran que son vistos como “desviados, perversos, promiscuos, vulgares, inconscientes o locos” y que la gente lo critica “porque no lo entiende”
• Las reglas son: respeto; sexo seguro; “No es NO”; participar siempre en pareja; no involucrar sentimientos
Poliamor
Las personas que adoptan este estilo de vida, a diferencia de los swingers, sostienen que los seres humanos somos capaces de amar románticamente a más de una persona simultáneamente. Se basan en que la capacidad de amar de las personas no tiene límites y ellos privilegian el sentimiento sobre lo sexual. Dan como ejemplo el de una pareja que ama mucho a su primer hijo, pero al llegar el segundo o subsecuentes no se ama menos al primero para amar a los que vengan: se les ama a todos.
Esto lo extrapolan a las relaciones amorosas y son una diversidad que cuestiona la pareja monogámica tradicional. Dicho sea entre paréntesis, su cuestionamiento no cae en el vacío, pues múltiples estudios serios han demostrado que la pareja monogámica tradicional está en crisis, no solo en México sino en muchos países, por la elevada tasa de divorcios que incrementa y por la baja de la tasa de nupcialidad.
Creemos firmemente que ni ser swinger ni poliamoroso es la solución para todas y todos, pero los humanos tendremos que desarrollar otras alternativas más acordes a nuestra naturaleza.
Finalmente, creemos que, como dice el dicho: “en gustos se rompen géneros”, y lo único real es que, por diversos que seamos todas y todos, merecemos ser respetados siempre y cuando nuestra preferencia no dañe a nadie y siempre que el, la, los, las que participen lo hagan por su propia voluntad.
Nota:
I. Recuerdo una pareja que conocí que llevaban diez años de casados y solo habían tenido dos relaciones sexuales en ese lapso porque ninguno de los dos les gustaban y no deseaban tener hijos.
II. Existe, publicado por el Instituto de la autoría mía con Paulina Millan que analiza con más profundidad este tema y el del transgénero y transexualidad. Los interesados pueden comunicarse a administracion@imesex.edu.mx
III. Esta denominación ha surgido desde la prevención del VIH y se refiere a varones que aun teniendo relaciones coitales con otros varones no se consideran como homosexuales.
IV. La Doctora Mayra Pérez Ambriz
V. Investigación realizada por el autor con Paulina Millán, Directora del área de investigación del Instituto
Juan Luis Álvarez- Gayou Jurgenson Fundador y Director General del Instituto Mexicano de Sexología Es Médico Cirujano por la UNAM, Especialista en psiquiatría, con estudios de Maestría en Psiquiatría social y Maestría en Pedagogía (UPN); Especialidad en sensibilización y manejo de grupos (IMESEX); Maestría en Sexología Educativa; Sensibilización y Manejo de grupos; Maestría en Sexología Clínica y Doctorante en Investigación Psicológica (UIA). Director Académico del posgrado a nivel especialización y Maestría en sexología educativa; Director Académico del posgrado a nivel Especialización y Maestría en sexología clínica. Es miembro certificado del Consejo Mexicano de Psiquiatría y miembro de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, y Educador y terapeuta sexual certificado por la Association of Sexeducators, Counsellors and Therapysts, Washington. www.imesex.edu.mx gayou@imesex.edu.mx |