El país atraviesa por una crisis de inseguridad en la cual, año tras año, las estadísticas sobre incidencia delictiva alcanzan cifras que rompen récords
Esta situación explica la percepción de inseguridad que tiene la ciudadanía: siete de cada 10 mexicanos que viven en zonas urbanas se sienten inseguros. Cabe subrayar que en estas zonas es donde se registra la mayoría de los casos de victimización.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), recientemente publicada por el Inegi, la percepción de inseguridad en diciembre del año pasado disminuyó 1.2 puntos porcentuales, si se compara con el tercer trimestre de 2018, al pasar de 74.9% a un 73.7% el porcentaje de la ciudadanía que considera que, en términos de delincuencia, vivir en su ciudad es inseguro.
Si bien durante los últimos tres trimestres del año pasado se registró una tendencia a la baja en las percepciones de inseguridad, en marzo de 2018 se alcanzó un máximo histórico de 76.8% de la población que se siente insegura en sus ciudades. Este fue el indicador más alto que registró este ejercicio estadístico que Inegi lleva a cabo desde 2013.
Si bien la percepción de inseguridad ha mejorado, los datos sobre incidencia delictiva del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública no presentan una mejora significativa en cuanto al número de delitos cometidos.
En 2018 los delitos de alto impacto, como, por ejemplo, el homicidio doloso mantuvieron cifras superiores a las que se registraron en 2017: mientras que hasta noviembre de 2017 se habían cometido 26 mil 376 homicidios dolosos, durante el mismo periodo del año pasado se habían cometido 3 mil 562 homicidios más, es decir, 26 mil 326 delitos de este tipo, lo cual representa un incremento del 16 por ciento.
La comisión de homicidios dolosos en 2018 mantiene cifras superiores a los que se cometieron durante los primeros 11 meses de 2017: el incremento es 16% (Número de homicidios dolosos)
Sin embargo, la política de seguridad que el nuevo gobierno de México plantea ha generado una serie de buenas expectativas que se pueden observar en indicadores como las perspectivas sobre seguridad de la población o la confianza del consumidor (que, aunque ha ido disminuyendo desde diciembre del año pasado, aún se encuentra en máximos históricos)
En efecto, a nivel nacional, la población mayor de 18 años que considera que la situación de inseguridad en el país va a mejorar dentro de los próximos 12 meses ascendió a un 41.4%, cifra que es la más alta que la ENSU haya registrado.
Por otro lado, la población que tiene malas expectativas sobre el futuro de la seguridad aún representa una gran proporción: el 29.4% considera que la delincuencia seguirá igual de mal, en tanto que otro 19% considera que empeorará dentro de un año.
En suma, 48.4% de la población no tiene buenas expectativas sobre la delincuencia en sus ciudades, sin embargo, cabe destacar que esta suma es también un mínimo histórico.
Sin embargo, existen grandes excepciones. En 26 ciudades la población que espera de que la situación de la delincuencia empeore o que siga igual de mal dentro del próximos 12 meses es superior al agregado nacional.
Destaca el caso del estado de Guanajuato, una de las entidades donde más se han incrementado los índices de delictivos. La ciudad de León es la que se muestra más pesimista de todo el país en este sentido, seguida la capital estatal.
En la ciudad de León, el 69% de la población consideró que la delincuencia seguirá igual de mal o que empeorará, mientras que, en la ciudad de Guanajuato, esta proporción ascendió al 67.7% de la ciudadanía. Esta cifra se encuentra casi 21 puntos porcentuales por arriba del indicador nacional.
La tercera ciudad con las peores expectativas es Toluca, en el Estado de México, con un 66.3%; la ciudad de San Luis Potosí, con 66%, y en quinto lugar está Puebla, donde el 64.5% de la población tiene malas expectativas sobre la situación de la delincuencia en su ciudad.
En contraste, en Tampico, Tamaulipas, únicamente el 18.3% de su población prevé un mal futuro en materia de delincuencia, cifra que contrasta con el resultado de la ciudad fronteriza de Reynosa, en el mismo estado, donde esta proporción asciende al 59.6 por ciento.
Otra de las ciudades cuya percepción pesimista sobre la situación de la delincuencia es de la más bajas del país es Durango, donde así lo percibe el 20.4% de la población.
La diversidad sobre las expectativas que se tienen para los próximos 12 meses sobre la situación de la delincuencia representa la complejidad a la cual se enfrentan las nuevas políticas de seguridad, cuyos retos son de gran escala en la mayor parte del territorio nacional.
