por Ricardo Pérez-Cuevas
Enrique, de 48 años, era obeso y su trabajo como chofer de taxi le obligaba a permanecer sentado muchas horas, a comer en la calle y además tomaba mucho refresco. Al igual que muchas otras personas, no practicaba ejercicio regularmente y no le dio importancia; algunos de sus amigos tenían sobrepeso y otros estaban francamente obesos. Había escuchado acerca de la obesidad en los programas del radio: ¿mejor dieta?, ¿hacer ejercicio? No tenía el dinero ni el tiempo para ir a algún gimnasio o a recibir orientación nutricional: ¿a dónde? Enrique no había hecho conciencia de que su obesidad requería atención.