A partir de la década de los ochenta, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) comenzó a tratar asuntos relacionados con la familia de tal modo que, en 1983, la Comisión de Desarrollo Social por medio de la resolución 1983/23 solicitó al Secretario General de la ONU, promover diversas medidas para concientizar las problemáticas y las necesidades de la familia. Es relevante pues, reflexionar sobre el día internacional de las familias.
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El mismo Consejo con su resolución 1985/29 solicitó ahora a la Asamblea General de la ONU la posibilidad de incluir en uno de sus programas el tema relativo a las familias en el proceso de desarrollo con la intención de generar conciencia sobre este importante núcleo de la sociedad entre los gobiernos.
Luego de diversas deliberaciones de los Estados Miembros de la ONU, la Asamblea General en su resolución 44/82, del 9 de diciembre de 1989, proclamó el Año Internacional de la Familia. Cuatro años más tarde, en 1993 la Asamblea General (resolución A/RES/47/237) determinó celebrar el Día Internacional de la Familia cada 15 de mayo, con el objetivo de conocer todo lo relacionado con las familias y reflexionar sobre la afectación que impactan en dicho núcleo, los procesos sociales, económicos y demográficos.
Las familias y los ODS
Hace apenas casi 5 años, el 25 de septiembre de 2015, los entonces 193 Estados Miembros de la ONU adoptaron por unanimidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible entre los que se encuentran metas relativas a erradicar la pobreza, la discriminación, los abusos y las muertes prevenibles; abordar temas relativos a la destrucción del medio ambiente, así como iniciar un proceso de desarrollo para todos los habitantes del planeta. En este sentido, las familias y las políticas públicas que se ocupan de su entorno son claves para la consecución de los objetivos determinados por la ONU.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de los Hogares de 2017 (ENH-2017) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México la población se estima en alrededor de 123.6 millones de personas, de donde se contabilizarían 34.1 millones de hogares.
De estos hogares resalta, entre otros datos estadísticos que habrían 3.6 integrantes en promedio por hogar. Asimismo, un dato por demás relevante, es la presencia de las mujeres como cabezas de hogares, oscilando su presencia entre un 20.8% en Nuevo León y hasta un 37.8% en la Ciudad de México.
También llama la atención que, de cada 100 hogares, 89 se encuentran constituidos por personas en las que al menos un integrante guarda algún parentesco con el jefe(a) del hogar. En tanto, 11 de cada 100 hogares son considerados no familiares, es decir, una familia en donde ningún integrante guarda parentesco con el jefe(a) del hogar.
Hacinamiento y salud mental
Respecto a las características de las viviendas en nuestro país, resalta el porcentaje de hacinamiento (razón mayor o igual a 2.5, entre los residentes de la vivienda y el número de cuartos de que dispone la misma) se ubica en un 9.4%. La entidad federativa que refleja mayor presencia de hacinamiento es Guerrero con el 27.6%.
Un aspecto preocupante de los resultados obtenidos por dicha Encuesta es que 56.5 millones de personas muestran preocupación y nerviosismo por diversos factores y, lo más preocupante, 33.3 millones experimentan depresión.
Un último dato que consideramos importante. 34.8 millones de personas de 3 a 30 años asisten a la escuela.
Ahora bien, es claro que la familia es la organización básica y fundamental de cualquier sociedad, por ello, cualquier política púbica que es ejercida en su beneficio trae como consecuencia el engrandecimiento de la propia sociedad en su conjunto.
Familias, niñez y derechos
En México, existen diversas disposiciones legales, incluidos tratados internacionales, que reconocen el derecho de las familias a recibir protección y asistencia por parte del Estado, sobre todo si se encuentran en condiciones de vulnerabilidad que les impidan satisfacer sus necesidades de subsistencia, educación, desarrollo, entre otras.
Además de lo mandatado por la Constitución Política para proteger a las familias, existen diversas leyes, tales como la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, entre otras.
De estas legislaciones, se desprenden varios programas que instituciones tanto públicas como privadas realizan en beneficio de la familia. Sin embargo, hacen falta más diagnósticos, más estudios y, consecuentemente, más políticas que fortalezcan la primera célula de una sociedad: la familia.
Sólo así, se podrán aplicar de manera más certera políticas contra problemas que debilitan a las familias, tales como la situación económica (pobreza), violencia intrafamiliar, alcoholismo o drogadicción, abandono del hogar por alguno de los integrantes de la familia, migración a otra ciudad o país en busca de mejores oportunidades de vita, entre otras.
Si el gobierno de México logra entender la problemática social de diversas familias estará comprendiendo de mejor manera a la sociedad en su conjunto y podrá elaborar mejores planes para el desarrollo integral de la familia y logrará, un mejor lugar para vivir para quienes residimos en esta gran nación.
¡Hasta la próxima!
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