La masculinidad es, según lo explica Ricardo Ayllón en un artículo publicado en la Revista Digital Universitaria de la UNAM, un conjunto de significados, conductas, ideas y creencias impuestos por la sociedad a los hombres sobre lo que “deber ser”, cómo debe actuar y pensar.
Entre estas conductas y creencias, Ayllón, psicólogo por la UNAM, maestro en Educación Humanista y cofundador de Gendes, AC, destaca algunas como poner al centro al sexo, y específicamente al coito, como centro de sus relaciones con las mujeres.
“No recuerdo el momento exacto en que lo aprendí: la sexualidad de los hombres cisgénero es simple. La creencia, muy propia de la heteronorma, va así: los hombres pensamos en sexo todo el tiempo, queremos sexo todo el tiempo, somos capaces de tener sexo todo el tiempo”, relata César Galicia, en su artículo “Una vara muy baja para el placer”, de la Revista de la Universidad (UNAM).
El sentimiento de superioridad sobre las mujeres, la violencia para ejercer control y asumir las responsabilidades forman parte también de los códigos culturales que suelen “definir” a los hombres, de acuerdo con Ayllón.
El experto explica que los códigos culturales son aquellas ideas o creencias que guían el comportamiento de los hombres y forman parte de la cultura que se aprende y reproduce en la vida cotidiana. Entre ellos están el mirar a las mujeres como un objeto sexual, evitar sentir empatía por las emociones de otras personas, buscar la fortaleza física y no expresar sentimientos como tristeza, afecto, miedo o ternura.
En pocas palabras, anteponer la razón a las emociones en todos los aspectos de su vida, incluyendo el ejercicio de su sexualidad: no expresar afecto, inseguridades ni miedo.
“Las creencias acerca del comportamiento de los hombres son producto de aprendizajes heredados y reproducidos casi incuestionablemente generación tras generación. No obstante, es importante saber que, en cuestión de aprendizajes, podemos también desaprenderlos y aprender otras formas de vivirnos como hombres”, dice Ayllón.
En este sentido, Galicia llama a romper los mitos que impiden a los hombres conocer su sexualidad, sus emociones y sus cuerpos de una manera profunda, y dejar de seguir contando “una y otra vez las historias de conquistas sexuales y triunfos sobre la masculinidad que tanto daño nos han hecho a nosotros y al mundo”.
Un dolor silencioso
Boston Medical Group es una red de consultorios médicos especializada en la investigación y el tratamiento para la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. En su artículo “Nuevas masculinidades, ¿cómo viven la disfunción eréctil?”, BMG señala que los hombres siguen basando su virilidad en el desempeño sexual, por lo que, al ver minada su capacidad de erección, suelen disminuir su seguridad, autoestima y equilibrio.
“La disfunción eréctil no nos hace ‘menos hombres’. No nos hace perder poder. Al contrario, enfrentarla sin prejuicios, sin temor a ser juzgados, como algo natural que puede pasarle a cualquiera, responde perfectamente a lo que demanda una nueva masculinidad”, señala el texto.
El grupo médico llama a los hombres a dejar de creer que su valía está en los genitales y dar prioridad a su capacidad de expresar sus emociones a otras personas de una forma libre, honesta, respetuosa y equitativa.
Insta, por supuesto, a buscar tratamientos médicos, pero basándose en el cuidado de su salud más que en el enojo, la vergüenza, la ansiedad y la depresión, sentimientos que surgen como consecuencia de medir el valor de un hombre con base en su desempeño sexual.
Rumbo a una nueva visión
De acuerdo con Ayllón, una masculinidad alternativa promueve conductas y actitudes orientadas hacia la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de las relaciones interpersonales y se basa en los siguientes ejes:
- Cuestionar el modelo hegemónico de ser hombre.
- Detener la violencia masculina.
- Aprender a solucionar pacíficamente los conflictos.
- Promover el autocuidado y cuidado de los otros y otras.
- Contactar con las emociones.
- Ejercer una vida sexual sana, responsable y global, más que sólo genital.
“La masculinidad alternativa representa una posibilidad de cuestionar y modificar las realidades del ser hombre”, concluye.