Por boca de su Secretario General, las Naciones Unidas mandaron un mensaje que debe ser atendido: los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 (ODS) están seriamente amenazados por los retrocesos combinados de la invasión rusa a Ucrania, el encarecimiento de los alimentos, los efectos del Covid y la crisis económica https://bit.ly/3UuEaVP .
Escrito por: Enrique Provencio D.
Al abrir el nuevo periodo de sesiones de la Asamblea General el Secretario António Guterres lanzó un llamado de atención teñido por un sentido de urgencia y alerta que, sin embargo, no tuvo suficiente eco en las participaciones de los jefes de estado o sus representantes que acudieron a la sesión.
El exhorto no se limitó a los ODS sino se extendió a la propia estructura del sistema multilateral para la paz y el desarrollo, que fue calificado como colosalmente disfuncional e insuficiente para enfrentar de forma coordinada y cooperativa los retos que está viviendo el mundo.
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Aún más, y así lo dijo el Secretario General, la ONU y sus ideales están en peligro, mientras que los grupos formados por clubes de países tampoco están generando soluciones, y no pueden o no están dispuestos a concretar acuerdos de envergadura, permaneciendo en una parálisis mientras se propagan las crisis humanitarias y los conflictos, y “por todas partes cunde la zozobra”.
La mayor urgencia es la paz, por supuesto, y donde más se advierte la impotencia del sistema multilateral, que se muestra incapaz para conducir y aplicar soluciones, sobre todo a la invasión a Ucrania. En términos del desarrollo la siguiente urgencia es el descarrilamiento de los ODS, que están sufriendo desde 2020 los impactos de la crisis múltiple que experimenta el mundo.
Entre los objetivos destacados, hay más pobreza extrema y más inseguridad alimentaria, y eso está afectando sobre todo a las mujeres, porque han perdido más su trabajo remunerado y siguen viviendo más directamente los efectos de la pandemia. Para 2022 se estima que más de 75 millones de personas en el mundo están en pobreza extrema en comparación con las que se estimaba antes de la pandemia de acuerdo a la tendencia que se venía registrando desde fines del siglo pasado (ver gráfica). El encarecimiento de los alimentos podría agravar el problema en 2023 https://bit.ly/3UsdMMg .
Los objetivos de salud, por su parte, están afectados sobre todo en los países más pobres. Las coberturas sanitarias disminuyeron por la pandemia, y las muertes de paludismo y tuberculosis crecieron por el rezago de la inmunización. Algunas brechas de salud se están profundizando, por ejemplo en la aplicación de vacunas contra el Covid. En los países de bajos ingresos la aplicación no había llegado al 20 por ciento de las personas en los países de bajos ingresos, frente a casi el 80 por ciento en los de ingresos altos.
Número de personas que viven en pobreza extrema, 2015-2018, y proyección 2019-2022 antes y después de COVID-19 (millones).
También están teniendo retrasos los objetivos relacionados con el cambio climático, y de hecho la aplicación del Acuerdo de París pasó a segundo o tercer plano frente a las urgencias de la pandemia y de la invasión a Ucrania. La expansión económica que se esperaba para las naciones más rezagadas no se está cumpliendo y es muy poco probable que se alcance en lo que falta de la década. De hecho el mundo perderá casi un punto porcentual de crecimiento en 2022 como consecuencia de la guerra, y eso también afecta a la cooperación internacional para el desarrollo, además de que agrava el incumplimiento de los compromisos de apoyo financiero para temas especiales, por ejemplo el de cambio climático.
Este balance desalentador se extiende a la educación, la igualdad de género, el empleo y el trabajo decente, los servicios de agua y saneamiento, las desigualdades, la seguridad y la paz, entre otros objetivos. El llamado y las acciones para rescatar los ODS son cruciales, aunque el entorno para la cooperación y sobre todo para la mejora de las capacidades nacionales de desarrollo haya empeorado en 2022.
Al final del día los avances dependerán de los esfuerzos nacionales, pero será determinante que se configure un nuevo ambiente global que oriente los esfuerzos globales para facilitar la salida de la crisis y una recuperación que se sostenga por un buen tiempo. Apoyar a la ONU y a sus agencias es un paso indispensable para superar la disfuncionalidad del sistema multilateral. Y, por cierto, hay que ponerse al corriente con las cuotas que le debemos a la ONU.
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