La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que en 2015 el suicidio fue la segunda causa de muerte de los jóvenes de 15 a 29 años en todo el mundo. La OMS advierte que una gran parte de los suicidios se llevan a cabo en momentos de impulsividad, detonados por estados de crisis que sustraen de los individuos la capacidad de afrontar las tensiones cotidianas, ¿qué podemos hacer para prevenirlos?
La ideación suicida es el primer paso. Vista desde una perspectiva cognitivo-conductual (de acuerdo con el Protocolo para la Detección y Manejo Inicial de la Ideación Suicida, realizada por el Centro de Psicología Aplicada (CPA) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM)), la ideación suicida se define como la “aparición de pensamientos cuyo contenido está relacionado con terminar con la propia existencia”.
Pensar que la vida no tiene valor, tener un recurrente deseo de morir, considerar el suicidio como una opción y llevar a cabo acciones para planificarlo son conductas alarmantes que pueden llevar a su concreción
Es importante detectar a tiempo a la población en riesgo. La OMS ha señalado que entre los principales factoes de riesgo se encuentran: las enfermedades mentales, como la depresión y todas aquellas relacionadas con el abuso de sustancias, principalmente el consumo de alcohol; conflictos personales; desastres; abusos; violencia, y sensación de aislamiento. Los grupos vulnerables que son objeto de discriminación forman parte de la lista, con una alta tasa de suicidios.
Medidas preventivas. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre el periodo de 2010 a 2013 y el periodo que va de 2014 a 2016 existe un incremento en el porcentaje de suicidio de 14%, siendo el Estado de México, Jalisco, Ciudad de México, Guanajuato y Chihuahua las cinco entidades con más casos de suicidio registrados.
Ante este panorama, presentamos algunas sugerencias de la OMS para frenar el incremento de suicidios: