Suiza es un Estado federal ubicado en Europa occidental. Su territorio tiene una superficie de casi 50 mil kilómetros cuadrados y su población es de alrededor de 8.5 millones de habitantes. Su capital política es la ciudad de Berna, aunque tiene importantes ciudades como Zúrich, conocida como la “capital financiera internacional”, y Ginebra, conocida igualmente a nivel mundial por ser sede de varios organismos de las Naciones Unidas.
En el Índice del Desarrollo Humano, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Suiza ocupa el segundo lugar mundial, solo por debajo de Noruega, y, de acuerdo con el Banco Mundial, el ingreso anual per cápita se estima en alrededor de 80 mil dólares.
Según el propio Banco Mundial, la esperanza de vida al nacer en aquel país es de 82.8 años. Además, desde 1975 presenta una tendencia sostenida a la baja en materia de emisiones de dióxido de carbono, lo que muestra que es un país que se ha preocupado realmente por avanzar en la mitigación y reversión del cambio climático.
Finalmente, es importante destacar que Suiza presenta un muy bajo nivel de percepción de corrupción entre sus habitantes, respecto de las instituciones públicas, y es considerado como un país con los mejores “climas de inversión” y estabilidad financiera a nivel mundial.
¿Cómo han llegado a esta realidad? El embajador de Suiza en México, el doctor Eric Mayoraz, Embajador de Suiza en México y Belice, lo comenta con México Social en esta entrevista, en un diálogo con nuestro director editorial, Saúl Arellano.
Compartir un destino común
Saúl Arellano (SA): Suiza es la excepción en Europa en muchos temas, uno de los más relevantes es que nunca ha tenido una guerra desde el siglo XIX. Llama la atención que con tal nivel de pluralidad cultural, étnica, religiosa y lingüística no haya sucedido lo que en otros países europeos, donde las identidades llevan a conflictos interétnicos. ¿Cómo logra convivir tanta pluralidad con tales niveles de tolerancia?
«Suiza se creó por voluntad propia. Hace más de 720 años la gente decidió compartir un destino común, y hoy en día sigue siendo así», asegura el Embajador Mayoraz.
En la frontera de potencias económicas como Alemania, Francia e Italia, los Alpes enarbolan a Suiza, justo al centro de Europa. Sus habitantes, de orígenes e historias pluriétnicas y pluriculturales, hablan tres idiomas oficiales: alemán, francés, italiano; además, se reconoce al romanche como la cuarta lengua nacional. Entre sus principales religiones están la católica, la protestante, la musulmana y la judía.
El Embajador Eric Mayoraz explicó cómo, pese a las grandes diferencias culturales, lingüísticas y religiosas de su población, la concertación, la consulta y el voto popular han sido claves para la organización social y el desarrollo del país.
SA: Esta raíz democrática tiene mucho de organización social: muchas organizaciones participan y discuten sobre prácticamente todos los temas, ¿cuál es la clave para que la organización social se convierta en un motor del desarrollo y no en un obstáculo para la discusión?
«Siempre hay que buscar el compromiso y el consenso. Esa es la base de nuestro sistema: encontrar una solución que les convenga a todos», subraya Mayoraz, «el pueblo decide y se vota muchas veces al año sobre diferentes temas».
«Cuando hay una nueva ley, por ejemplo, se hace una consulta informal con los sindicatos y la sociedad civil que está involucrada y cada uno puede dar su opinión; se puede incluso adaptar el texto antes de ir al Parlamento, donde se aprueba», explica Mayoraz, y puntualiza que incluso es posible reunir 50 mil firmas en los siguientes cien días tras la promulgación de una ley y pedir al gobierno que se someta al voto popular.
En este país europeo el sistema de democracia es directo o semidirecto. En un artículo publicado el 25 de enero de 2019 en el periódico Excélsior[1], el Embajador explica este modelo:
El sistema suizo combina modalidades de democracia representativa con otras de democracia directa: como en México, los ciudadanos eligen a sus representantes para los diversos consejos en sus comunas, cantones y para la Confederación (lo que en México se traduciría en nivel local, estatal y federal), pero además tienen voz y voto, a través del referéndum, para aprobar (o no) los textos elaborados por estos consejos; y pueden proponer cambios constitucionales por medio de iniciativas populares. Además, toda modificación a la Constitución, entre otros casos, es sometida en automático al voto del pueblo.
[…] El modelo suizo se basa en un andamiaje de equilibrios institucionales complejos. Así, no podría funcionar si no tuviera coaliciones amplias a nivel de gobierno que abarquen la mayor parte del espectro político-ideológico de la sociedad y busquen siempre soluciones negociadas a los problemas. […] Pero a pesar de las dudas o controversias, Suiza sigue apostando por este modelo que en lo general le ha funcionado muy bien y sigue siendo altamente popular.
Política social en Suiza
SA: En Finlandia terminó recientemente el ejercicio de la renta básica universal y en países como Suecia y Noruega se está discutiendo si se amplía o se reduce el Estado de bienestar, ¿cuáles son las coordenadas de la discusión sobre la política social actualmente en Suiza?
«Suiza es un Estado federal donde los cantones tienen muchas competencias en materia social», indica el Embajador, «por ejemplo, en Ginebra se votó recientemente sobre la posible institución de un seguro de cuidados dentales para la población del cantón, pero fue rechazado por el pueblo».
Ginebra es uno de los cantones que conforman Suiza. Un cantón es una división territorial y administrativa de carácter subnacional, y en la Confederación Suiza hay 26 cantones, además de 2,240 municipios o comunas.
Los cantones suizos son equivalentes a un estado y cada uno tiene su capital, sus leyes y su constitución, además de culturas y estructuras socioeconómicas propias y gran autonomía en materia de salud o educación.
«Lo que en otros países se llama seguridad social, en Suiza está segmentado», apunta el Embajador Mayoraz. Efectivamente, el régimen de seguridad social suizo es sectorial y está dividido de la siguiente manera:
Seguro de vejez, supervivencia e invalidez. Para comprender los retos a los que se enfrenta la política social suiza, Mayoraz delinea uno de sus factores más relevantes: «somos un país que está envejeciendo: la población que tiene más de 60 años va a ser la mayoría de la población en 2030. Este envejecimiento es muy importante para entender políticas como las de salud y jubilación».
Aunque los sistemas de contribuciones sociales de las personas económicamente activas en este país son muy eficientes, para Mayoraz el principal desafío al que se enfrentan es que la población activa va disminuyendo. La jubilación en este país tiene tres pilares:
- El Seguro de Vejez y Supervivencia (SVS) y el Seguro por Invalidez (SI), los cuales sirven «para que las personas viudas o huérfanas reciban una renta si el padre o la madre se muere». Es federal y se financia a través de contribuciones paritarias de empleados y empleadores.
- El segundo pilar es privado y son cajas de pensiones también obligatorias, pero privadas, en las que participan todas las personas que tengan ingresos anuales mínimos de 21,150 francos. «Cada empleador y cada empleado paga una cuota durante toda la carrera de la gente, para tener al final o un capital o una renta de jubilación».
- «El tercer pilar es voluntario, es decir, que cada uno hace sus ahorros privados en el banco o contratan seguros de vida o de jubilación», señala el Embajador Mayoraz.
Seguro de desempleo. En Suiza la tasa de desempleo es una de las más bajas de Europa; además, la población económicamente activa que trabaja gana en promedio de 6,427 francos al mes (123,398 pesos mexicanos), con una jornada laboral promedio de 41.7 horas a la semana.
Aunque el índice de paro laboral es también de los más bajos entre los países que conforman el continente europeo, con una tasa de 3.3%, cuando un trabajador suizo cae en el paro, el seguro de desempleo cubre una indemnización de 70% a 80% del monto de su último ingreso.
Este seguro cubre un número de jornadas que va de 90 a 520 días, según su edad, sus obligaciones de manutención y el periodo que haya cotizado.
«Si la persona agota esta ayuda federal y cae en pobreza, puede pedir una ayuda social a nivel cantonal y cada cantón decide si puede ser beneficiaria y el monto que podría recibir», subraya Mayoraz, y especifica: «para recibir la indemnización, la gente tiene que buscar activamente otro empleo y justificar ante la oficina de empleo que han hecho ofertas cada semana para buscar un empleo nuevo».
Cabe destacar que a través de este seguro no se puede obligar a la persona desempleada a «tomar cualquier empleo; tiene que corresponder a sus estudios y a su experiencia».
Subsidios familiares. En Suiza se apoya económicamente a las familias con hijos menores de 16 años, a través de un subsidio cuyo monto puede variar entre los diferentes cantones, pero que como mínimo es de 200 francos.
Posteriormente, durante la etapa en que los hijos tienen entre 16 y 25 años, se proporcionan los llamados subsidios de formación, cuyo monto es de un mínimo de 250 francos.
Protección por enfermedad o accidente. Mayoraz describe a este seguro como «privado y costoso». Su contratación es obligatoria para toda la población suiza, y el monto varía entre los 300 y los 1,000 francos por adulto al mes.
Además, los primeros costos cada año están a cargo del enfermo por un monto que puede varias entre 300 y 2,500 francos anuales, según el tipo de seguro elegido.
«Se dice que tenemos uno de los mejores sistemas de salud, por la calidad de los hospitales, de las clínicas, de los médicos; pero los costos son muy elevados», reconoce el Embajador de Suiza en México, «la gente más pobre tiene dificultades para pagar estos servicios privados y los cantones pueden subvencionarlos».
Compensación salarial por servicio militar o civil y por baja maternal. El seguro por maternidad en Suiza cubre las primeras catorce semanas después del parto y tiene como requisito haber cumplido un período mínimo de tres meses trabajando para el empleador. En cuanto al Seguro por Pérdida de Ganancias (SPG), este cubre pérdidas salariales por servicio militar, servicio civil o protección civil.
Pobreza con apoyo social
SA: La pobreza siempre es relativa, según los estándares de vida de cada país… ¿cuál es la condición que se define en Suiza como pobreza?
«En Suiza sí hay pobres, pero la red de apoyo social es muy fuerte. Es un sistema en el que la gente normalmente tiene un techo y tiene suficiente para vivir», asegura el Embajador Eric Mayoraz.
Para aquel país, el perfil de una persona en pobreza es muy diferente al que conocemos en México: «no hay un salario mínimo, pero, por ejemplo, una persona que trabaja atendiendo la caja en un supermercado tiene un ingreso mensual de alrededor de 3,500 francos suizos (67,200 pesos mexicanos)».
«En México esto es mucho dinero, pero en Suiza la vida es más cara. En el caso de los working poors, ese salario apenas les alcanza para subsistir. Sin embargo, pueden recibir un apoyo del Estado, una ayuda social para pagar sus seguros».
En contraste, en la estimación del Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) correspondiente al cuarto trimestre de 2018, el Coneval estimó que en México un 39.8% de los trabajadores tienen ingresos insuficientes para adquirir la canasta alimentaria.
Al cierre del año pasado, el costo de la canasta alimentaria ascendió a 1,568 pesos en las zonas urbanas, mientras que, en las zonas rurales, su costo fue de 1,120 pesos. En nuestro país, se considera que la población que no tiene las posibilidades para adquirir esta canasta se encuentra en situación de pobreza extrema.
Un pequeño gran país
SA: En espacios como el Foro Económico de Davos se debaten los principales dilemas que enfrenta la humanidad para cumplir las metas del desarrollo sostenible en el año 2030, ¿qué plantea Suiza de cara a grandes riesgos para el desarrollo mundial como el cambio climático y las identidades excluyentes?
«Somos un país pequeño, pero para nosotros el sistema multilateral es central. Dependemos de nuestros vecinos, del resto del mundo, aunque siempre hemos tenido una neutralidad activa», asegura el Embajador Mayoraz.
Frente al contexto actual, con gobiernos nacionalistas y de derecha liderando algunas de las principales potencias mundiales, Suiza se mantiene neutral: «estamos en un periodo donde hay populismo, un nacionalismo que revive, y con nuestro sistema, basado en la consulta y en la concertación, estamos un poco aparte, pero sí somos vigilantes».
Asimismo, la cooperación internacional juega un papel crucial en la relación de Suiza con el resto del mundo. Su modelo tiene como objetivo construir «un mundo sin pobreza y en paz, por un desarrollo sostenible», además de que contribuye a resolver problemas medioambientales.
La Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) implementa la cooperación internacional de Suiza, orientándose «hacia la reducción de la miseria y la pobreza y hacia el aplacamiento de retos mundiales como el cambio climático, los flujos migratorios o el acceso al agua»[2].
«El verdadero desarrollo es el desarrollo económico, pero no a cualquier precio, sino un desarrollo sostenible», afirma Mayoraz, «por eso estamos desarrollando energías limpias; un tercio de nuestra electricidad es hidroeléctrica», destaca, al hablar sobre el compromiso de su país para combatir el cambio climático que aqueja al planeta.
Vínculos muy intensos
SA: ¿Cuáles son las perspectivas para una mayor cooperación México-Suiza?
El Embajador Eric Mayoraz define a la relación entre ambos países como intensa: «a todos los niveles, económicos, culturales, políticos, estamos muy vinculados. Somos el noveno inversionista extranjero en México; existe confianza de los inversionistas suizos», subraya.
«Hay 900 empresas que tienen una parte de capital suizo en México; hay una Cámara Suizo-Mexicana de Comercio e Industria (SwissCham México), asociaciones suizas y 5,600 suizos viviendo aquí».
Además, existen también fuertes lazos culturales. En 2017 se firmaron dos acuerdos para el retorno de bienes culturales y coproducción cinematográfica, a través de los cuales «se establecen condiciones para que productores mexicanos y suizos accedan con mayor facilidad al financiamiento de proyectos por parte del Instituto Mexicano de Cinematografía y de la Oficina Federal de Cultura de Suiza», así como las «nuevas reglas comunes relativas a la importación, tránsito y retorno de los bienes culturales hasta de 1500 d.C., traficados ilícitamente tanto de Suiza como de México»[3].
Sobre el panorama a futuro de esta importante relación bilateral, el Embajador Mayoraz es optimista: «se van a hacer más coproducciones entre cine suizo y mexicano. Además, tenemos un proyecto con el INAH de recuperación de bienes culturales en Oaxaca y estamos buscando nuevos proyectos».
«Tenemos un nuevo gobierno y estamos en una fase de reanudar los lazos con la nueva administración», finalizó.
[1] Fuente: https://www.excelsior.com.mx/opinion/columnista-invitado-global/la-democracia-directa-en-suiza-fruto-de-una-larga-historia
[2] Fuente: https://www.eda.admin.ch/deza/es/home/cosude/estrategia.html
[3] Fuente: https://www.imcine.gob.mx/comunicacion-social/comunicados-y-noticias/suiza-y-mexico-firman-acuerdos-sobre-retorno-de-bienes-culturales-y-coproduccion-cinematografica.