por Mario Luis Fuentes
El tabaquismo es una de las principales fuentes de muertes en exceso evitables, y la principal causa de gastos de bolsillo y gastos catastróficos en salud; en este rubro sólo los accidentes superan en consecuencias económicas al gasto que se destina por parte de las instituciones de salud para la atención de las personas que enferman por el consumo de tabaco, aunque las pérdidas en vidas humanas son mucho más elevadas entre quienes padecen la adicción a la nicotina del tabaco.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el tabaquismo es considerado ya como una epidemia mundial, que mata cada año alrededor de 6 millones de personas, de las cuales, alrededor del 10% son no fumadores, es decir, se trata de personas expuestas al humo ajeno.
De acuerdo con el Organismo citado, de no revertirse las tendencias, la proyección presentada en mayo del 2014 muestra que la epidemia del tabaco matará a más de 8 millones de personas anuales, al menos hasta el 2030, es decir, cerca de 130 millones de seres humanos que perderán la vida como consecuencia del uso y abuso del tabaco.
Un dato de suma relevancia aportado por la OMS es el relativo a que en el mundo, alrededor de 700 millones de niñas y niños –casi la mitad del total de las y los menores de 18 años que había en el planeta en el año 2000-, están expuestos cotidianamente al humo del tabaco, lo cual pone en elevados niveles de riesgo su salud.
Grandes cifras
De acuerdo con diversas fuentes, el costo aproximado de la atención médica anual que se registra en México para la atención de las afecciones originadas por fumar es de aproximadamente 80,500 millones de pesos, un monto que equivaldría al doble de lo que anualmente se invierte en un programa como el hoy denominado PROSPERA.
Asimismo, debe considerarse que de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Gasto en los Hogares (ENGASTO, 2014), en nuestro país cada persona fumadora gasta en promedio una suma aproximada de 5,200 pesos en la compra de cigarrillos.
Por su parte, el CONADIC estima que en nuestro país, cada una de las personas que es identificada como fumadora activa, consume, también como promedio anual, siete cigarrillos al día, es decir, un aproximado de 127 cajetillas de 20 cigarros cada una, al año.
Se estima también que en México hay alrededor de 11 millones de personas que son “fumadoras pasivas” es decir, seres humanos expuestos al humo del cigarro que consumen sus familiares y que les genera afecciones que van desde las más leves, hasta problemas crónicos como el asma, diversos cuadros de bronquitis y afecciones respiratorias agudas, hasta diversos tipos de cáncer.
Tendencias peligrosas
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones, 2011, hay tres clasificaciones de acuerdo con el estatus de consumo de tabaco actual o pasado de las personas: a) Fumadores activos, es decir aquellas personas que declaran haber fumado en el último año; b) Ex fumadores, es decir, personas que han fumado alguna vez en la vida pero que han dejado de fumar hace más de un año; y c) Nunca fumadores.
Respecto de los primeros, la ENADIC estima en 21.7% la prevalencia global de fumadores activos, es decir, 17.3 millones de personas que tienen entre 12 y 65 años que han fumado al menos un cigarro en el último año de aplicación de la encuesta.
Cabe decir que entre los hombres la prevalencia es mayor que entre las mujeres pues al desagregar la información por sexo, se encuentra que el 31.4% de los hombres en el grupo de edad señalado son fumadores activos, mientras que entre las mujeres la prevalencia es de 12.6%. Estas cifras implican que de los 17.3 millones de personas fumadoras en el país, 12 millones son hombres y 5.3 millones son mujeres.
Hay además un 26.4% de quienes tienen entre 12 y 65 años de edad que declaran ser exfumadores; mientras que el 51.9% de la población en el grupo de edad declara nunca haber fumado.
Analizado por regiones, el tabaquismo muestra una presencia mayor en el Distrito Federal, en donde tres de cada 10 personas entre los 12 y los 65 años de edad fuman.
Le sigue la región occidental (Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Colima y Nayarit), en la cual una de cada cuatro personas en el grupo de edad, declara ser fumador activo; mientras que en tercer lugar aparece la región nororiental (Nuevo León, Tamaulipas y San Luis Potosí) con una prevalencia de 24.6%.
Una enorme mortandad
El estudio titulado La economía del tabaco y los impuestos al tabaco en México, señala que la mortalidad prematura atribuible al consumo del tabaco oscila entre las 25 mil y las 60 mil defunciones, en función de qué indicadores y factores de enfermedad sean considerados.
En esta consideración, es pertinente decir que de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, entre los años 2003 y 2012 se ha registrado un total de 5.33 millones de defunciones en el país; de éstas, 702 mil 909 tuvieron como causa algún tipo de cáncer, y entre ellas, 247 mil están asociadas directamente a tipos de cáncer cuyos factores de riesgo están relacionadas al consumo del tabaco.
Por ejemplo, el promedio anual de defunciones por tumores malignos del labio, la cavidad bucal y la laringe es de 959; el promedio anual de fallecimientos por tumor maligno del esófago es de 908; el de tumor maligno de laringe es de 813 casos anuales; mientras que el de pulmón, tráquea y bronquios asciende a seis mil 758 casos anuales.
A lo anterior debe agregarse la consideración relativa al elevado número de fallecimientos por enfermedades respiratorias, de las cuales, las y los expertos estiman que alrededor de 30% están asociadas al consumo y el abuso en el consumo del tabaco.
En ese sentido, destaca que el INEGI tiene un registro de 453 mil 268 defunciones entre el 2003 y el 2012, por enfermedades respiratorias agudas, de tal forma que, de acuerdo con las estimaciones disponibles, 135 mil 980 de esos decesos estarían de algún modo asociados al tabaquismo, es decir, un promedio anual de casi mil 400 casos anuales.
¿Qué hacer?
A nivel mundial hay un conjunto de medidas que, asociadas a intensivas campañas de prevención, han mostrado eficacia en la reducción del tabaquismo. El citado estudio de la Economía del tabaco y los impuestos al tabaco en México, coordinado por Hana Ross, Hugh Waters y Belén Sáenz de Miera, destaca los siguientes:
1) Aumentar sustancialmente los impuestos al tabaco, para llegar al 75% del precio de venta.
2) Aumentar la dependencia de los impuestos específicos al tabaco por sobre los impuestos ad valorem.
3) Ajustar los impuestos específicos en forma ascendente de acuerdo con la inflación
Según el estudio antes citado “el aumento del componente específico del impuesto al consumo a 20 pesos por cajetilla de cigarrillos incrementaría el impuesto total, con Impuesto al Valor Agregado (IVA) incluido, a 75% del precio de venta al público, prevendría casi 1 millón de muertes (en los próximos años) y generaría ingresos fiscales de más de 41 mil millones de pesos en 2013”.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 09- Septiembre- 2014, p.26
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Es improbable encontrar a escritores con conocimientos sobre este mundillo , pero creo que sabes de lo que estás hablando. Gracias compartir un articulo como este.