por Mario Luis Fuentes
De acuerdo con los datos del INEGI, de cada 100 personas dedicadas al trabajo doméstico, 95 son mujeres; y al cuarto trimestre del 2012 se tenían contabilizadas alrededor de 170 mil niñas y adolescentes entre 14 y 19 años en esta actividad, de las cuales, 95 de cada 100 carece de todo tipo de prestaciones económicas y sociales. Lo más preocupante es que entre los años 2010 y 2012, el número de niñas y adolescentes empleadas en viviendas particulares creció en 11%; mientras que el número total de empleados y empleadas domésticas, creció en casi 40%, en el mismo periodo
Si hay un espacio en el que la explotación laboral, y de otros tipos, se encuentra presente, ese es el del trabajo doméstico. En él laboran millones de personas, mayoritariamente mujeres, que no cuentan con oportunidades de empleo en otros ámbitos, y que debido a que en la mayoría de los casos cuentan con muy baja o nula escolaridad, son objeto de agresiones producto de la discriminación y la explotación.
Es un hecho que el trabajo doméstico ha crecido en magnitud en los últimos años, tanto en términos relativos como absolutos, lo cual evidencia la incapacidad de nuestro modelo de desarrollo, de generar las oportunidades y puestos de trabajo requeridos por una población económicamente activa que crece significativamente mes con mes.
Magnitudes alarmantes
De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en el año 2010 había en el país 46.2 millones de personas que formaban parte de la Población Económicamente Activa y que se encontraban ocupadas al momento de levantar el Censo; de ellas, 1.58 millones de personas estaban dedicadas al trabajo doméstico remunerado, cifra equivalente al 3.7% del total.
Para el año 2012, de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 2012), el número de personas que forman parte de la PEA y que están ocupadas, es de 48.6 millones; de éstas, hay 2.2 millones que se dedican al trabajo doméstico remunerado, cifra equivalente al 4.5% del total.
Como puede verse, en términos absolutos, en sólo dos años, hubo un crecimiento de 620 mil personas que se dedican al trabajo en casas distintas a las que ocupan sus familias, a cambio de una remuneración; estos datos implican un crecimiento de 39% en el número de personas dedicadas a esta actividad.
Son principalmente mujeres
De acuerdo con el Censo del 2010, las mujeres representaron en ese año el 94.2% del total de las personas que se dedican al trabajo doméstico remunerado. Esto implica, en números absolutos, 1.49 millones de mujeres dedicadas fundamentalmente al trabajo en viviendas distintas a las de sus hogares.
Para el tercer trimestre del 2012, esta cifra había crecido a 1.96 millones de mujeres, cifra que se mantuvo estable para el cuarto trimestre del año pasado. Esta cifra implica un crecimiento de 25% en el número absoluto de mujeres dedicadas al trabajo doméstico remunerado.
En síntesis, puede afirmarse que de cada 100 personas dedicadas al trabajo doméstico, 95 son mujeres.
Dedicadas a la limpieza
Según los datos del INEGI, en el 2010 el 79.8% de las personas dedicadas al trabajo doméstico remunerado lo hacían en actividades fundamentalmente de limpieza. En segundo lugar, con un 8.3% del total, se encuentran las personas dedicadas al cuidado de niñas y niños; personas adultas mayores y personas con algún tipo de discapacidad o necesidad especial.
En tercer lugar se encuentran las personas que se dedican al lavado o planchado de ropa en viviendas diferentes a las suyas, con un 7.3%; le siguen quienes desempeñan tareas de choferes particulares, con un 2.8% y al final de la lista están quienes se dedican a ser cocineras o cocineros domésticos, con un 1.8% del total.
Para el 2012 la situación no ha tenido mayores variaciones; excepto por el hecho de que se ha incrementado, en términos porcentuales y absolutos, el número de personas dedicadas a la limpieza. En efecto, según los datos de la ENOE, al tercer trimestre del 2012 había un 82.9% dedicadas mayoritariamente a actividades de limpieza; el 8.4% se dedicaba al cuidado de personas; el 5.9% eran lavadores o planchadoras domésticas; el 1.8% se desempeñaban como choferes domésticos, mientras que el 1% estaba dedicado a quehaceres como cocineras o cocineros domésticos.
Por edades
Según los datos del INEGI, en el periodo que va del 2010 al 2012, el número de niñas, niños y adolescentes trabajando en servicio doméstico remunerado creció en alrededor del 11.1%, pasando de un total 164,802 entre los 14 y los 19 años de edad que trabajaban en viviendas distintas a las suyas, a 183,758 en el cuarto trimestre del 2012. Debe destacarse que en este grupo de edad, de cada 100 persona dedicadas al trabajo doméstico, 88 son niñas o adolescentes.
Aunado a lo anterior, destaca que el grueso de personas en este tipo de actividades son mayoritariamente mujeres en edad plenamente productiva, quienes, por carecer de educación de calidad, también tienen “vetado” el acceso a empleos dignos.
Así, el grupo de 25 a 39 años de edad concentra a una de cada tres personas ocupadas en el trabajo doméstico; mientras que en el grupo de 40 a 59 años, se encuentran 45 de cada 100 empleadas en estas actividades. Aunque entre las y los adultos mayores de 60 años, la proporción es menor, destaca que representan el 8.4% del total de las y los trabajadores domésticos.
La educación y el mundo urbano
Aunque el fenómeno del trabajo doméstico es multifactorial, el nivel educativo de quienes están ocupadas y ocupados en este sector resulta fundamental. En efecto, según los datos del INEGI, el 60% de quienes trabajan en el sector de las viviendas particulares, cuentan con estudios de primaria.
Uno de cada tres cuenta con estudios de secundaria; mientras que el 6.3% cuenta con estudios de educación media superior o incluso con algún grado de instrucción superior.
Asimismo, si se tiene en cuenta que el INEGI considera como localidades urbanas a todas aquellas que tienen 2,500 habitantes o más, lo que se encuentra es que la mayoría de las personas dedicadas al trabajo doméstico lo hacen en localidades de este tipo.
En efecto, según los datos de la ENOE; el 18.5% de las personas ocupadas en el servicio doméstico lo estaban en localidades con menos de 2,500 habitantes; el 15.6% lo estaba en localidades de 2,500 a 14,999 habitantes; el 15.4% lo hacía en localidades de 15 mil a 99,999 pobladores; mientras que el 50% lo estaba en localidades de 100 o más habitantes.
Los estados con mayor número
Según la información oficial, los cinco estados con mayor porcentaje de trabajo doméstico remunerado son: Veracruz, con un 6.2% respecto del total de la población ocupada; Yucatán con 6%; Morelos con 5.9%; tabasco con 5.8% y Querétaro con 5%.
Las cinco entidades con menor proporción de trabajo doméstico, respecto del total de personas ocupadas son: Oaxaca y Nayarit con 3.5%; zacatecas con 3.4%; Baja California y Durango con 3%; y Sonora con 3.1%.
*Columna publicado bajo el mismo nombre en el periódico Excélsior, 02- Abril- 2013, p.17
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