Hace cuatro años, el triunfo de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos se debió a una serie de factores que se conjuntaron en el momento, y que no son ajenos a la mayoría de las democracias modernas: las desigualdades económicas, combinadas con agravios morales y culturales. El triunfo del presidente Biden abre ahora nuevos horizontes.
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De acuerdo con el filósofo del derecho y profesor en Harvard, Michael J. Sandel, en Norte América la movilidad social, promesa del “sueño americano”, que supone el “ascenso de los mejores” sin importar sexo, raza o religión, no se cumple.
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Señala que “la insistencia tecnocrática en el crecimiento económico y el hecho de que el dinero se haya convertido en la medida de la mayoría de las cosas han apartado a los líderes políticos de la búsqueda del bien común.”
En ese sentido, la semana pasada fuimos testigos de un evento de reconciliación. El discurso de Joe Biden, con el que asumió la presidencia de los Estados Unidos, convirtiéndose en el 46º mandatario de ese país, se caracterizó por tratarse de un llamado a la unidad, de respeto a la igualdad en la diversidad, en la que el nuevo mandatario pide una oportunidad de caminar juntos.
La presidencia de Trump significó un retroceso particularmente en el ámbito social, fomentando e impulsando el racismo de muchos estadounidenses. De ahí la importancia del nuevo mensaje: “Estados Unidos Será Incluyente”. La ceremonia de toma de protesta fue simbólica en sí misma. Más allá del discurso, la presencia de representantes de los distintos grupos que conforman la sociedad norteamericana, fue un crisol de reconciliación. Igualmente significativa fue, obviando la ausencia de Donald Trump, la presencia de prácticamente todos los expresidentes de la Unión Americana.
De la misma forma, el discurso de Biden dejó ver que la búsqueda de dicha reconciliación será también en el plano internacional. El período de Trump lastimó la imagen de los Estados Unidos en ese espacio. Por lo tanto, será de esperarse que, a pesar de que las prioridades de Biden estarán puestas en la resolución de los problemas internos de su país, que no son pocos: la pandemia, la crisis económica derivada de la misma y las tensiones internas, la agenda internacional demandará su atención de manera inevitable.
Los expertos coinciden en que uno de los principales temas que deberá abordar el nuevo presidente norteamericano, será reconstruir o reforzar las alianzas de su país con actores estratégicos de la OTAN; así como con países clave de Asia. También advierten que los temas pendientes sobre Medio Oriente, Cuba y Venezuela se atenderán con una actitud de menor confrontación que la emprendida por Trump.
En el caso de México, los temas migratorios y los de seguridad serán fundamentales. Por lo que se esperaría que la cooperación y la comunicación entre ambos gobiernos, por lo menos en estos asuntos y a pesar de las diferencias, se fortalezcan.
Por lo pronto, el fin de semana pasado, López Obrador ya exhortó al Congreso del país vecino a que apruebe la reforma migratoria del presidente Biden. Dicha reforma revierte las políticas migratorias implementadas por el gobierno anterior, cancelando, entre otras cosas, aquellas que nuestro país acordó con Trump para que los centroamericanos que pidieran asilo en Estados Unidos, esperarían el proceso en territorio mexicano. Además, la nueva política del presidente Biden busca aportar incentivos económicos a los países de la región centroamericana para atacar el problema de raíz. Nuevamente, el mensaje es claro: “Estados Unidos Será Incluyente”.
Por otro lado está el tema de la seguridad, el cual, cabe señalar, está relacionado directamente con el de la migración. Con respecto a ello, de acuerdo a los especialistas, el gobierno de López Obrador debe aprovechar este momento para fortalecer la relación con nuestro vecino, trabajando en conjunto para acordar y aplicar políticas que impulsen la migración de forma ordenada, legal y segura, con el objetivo de evitar una crisis en la frontera norte que afecte negativamente la reforma migratoria planteada por el nuevo presidente de Estados Unidos. Se debe contemplar que la posible llegada de grandes grupos de migrantes provenientes de Centroamérica, representa un riesgo potencial de seguridad para el nuevo gobierno.
Por lo tanto, la llegada de una nueva administración a Estados Unidos, constituye una oportunidad para México. Hablándole a su nación, Biden pidió a quienes no votaron por él que le dieran una oportunidad: “escúchenme al avanzar”, dijo. Hacia el exterior señaló que “el mundo nos está mirando, nos está mirando a todos hoy” y enfatizó que Estados Unidos reparará sus alianzas. Es por eso que, no hay que perder de vista que la relación de México con con nuestro vecino deberá mantenerse y fortalecerse a partir del diálogo cordial y constante, lo cual seguramente rendirá muy buenos frutos para el futuro de ambas naciones.
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Palabras clave: Presidente Biden
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