por Mario Luis Fuentes
Ningún país puede incrementar sus niveles de lectura sin bibliotecas públicas ni libros suficientes. Ambos datos cayeron drásticamente en los últimos 12 años. De acuerdo con el INEGI, en el año 2000 había 7 bibliotecas por cada 100 mil habitantes; en contraste, en el 2011 el dato fue de 6 bibliotecas por cada 100 mil personas. La disponibilidad de libros cayó, en el mismo periodo, de .5 libros per capita, a .3 libros per capita. Leemos 2.9 libros per capita al año; y nuestro nivel de comprensión de lectura es de los más bajos de la OCDE. Con estos datos, es difícil hablar de una sociedad que avanza hacia la equidad.