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Un problema por resolver

por René Martín Zenteno Quintero

A partir de 1970, la población inmigrante mexicana en Estados Unidos creció de forma acelerada y persistente hasta llegar a alcanzar una cifra de 11.7 millones en el 2007, último año en que se tiene registro de un incremento. Con 11.6 millones de connacionales viviendo en Estados Unidos en la actualidad, 6 millones en un estatus migratorio irregular, México es el país con el mayor número de emigrantes en el mundo


A pesar de la relevancia demográfica, económica, cultural y política de la diáspora mexicana y de la existencia de una nación mexicana que se extiende más allá de nuestras fronteras, la nueva administración pública federal ha dado señales poco claras de que el tema migratorio es de una prioridad superior, a la vez de que ha exhibido una desconocimiento importante sobre su profunda transformación reciente, dinámica actual y prospectiva en sus cifras oficiales.

Por un lado, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 atiende de forma marginal el tema migratorio. La motivación general de las cinco metas nacionales trazadas por este programa no alude en ningún momento a los retos que entraña la escala de nuestra presencia humana en el exterior y la oportunidad que representan los niveles actuales tan bajos del éxodo mexicano para recomponer un sistema migratorio-laboral disfuncional en América del Norte. La atención al fenómeno de la migración México-Estados Unidos en el PND 2013-2018 se reduce a un asunto de proyección internacional para un México con responsabilidad global, en donde sólo se hace referencia a lugares comunes y al objetivo de velar por los intereses de los mexicanos en el extranjero.

Huelga decir que este documento programático tampoco alude a varios de los compromisos realizados por el Presidente Peña Nieto durante la campaña electoral presidencial de 2012, en especial los referentes a impulsar una reforma migratoria integral en Estados Unidos y a la promoción de programas de trabajadores temporales y certificación de competencias laborales con Estados Unidos y Canadá (I).

Por otro lado, la planeación del país y la elaboración –aún pendiente– del Programa Especial de Migración no sólo serán afectados por la carencia de una visión estratégica del tema migratorio internacional, sino también por las cifras insostenibles que sobre este fenómeno ha publicado el Consejo Nacional de Población (CONAPO) en sus proyecciones de la población de México 2010-2050. Las razones se enumeran a continuación (II).

La omisión del saldo migratorio nulo

El fenómeno de la migración México-Estados Unidos, y las condiciones de vida de la población mexicana en el país del norte se encuentran en una situación coyuntural sin precedentes en la historia de ambos países.

La emigración mexicana a Estados Unidos declinó radicalmente a finales de la década pasada (III). Esta metamorfosis obedeció a una diversidad de factores; el más importante fue la contracción de la economía de EUA y el desplome de su industria de la construcción. A esta causa deben sumarse el endurecimiento de la política hacia los migrantes indocumentados (más de un millón de deportaciones durante la administración del Presidente Obama) y la proliferación de entornos locales negativos en términos de discurso político, opinión pública y reformas legales.

Las condiciones adversas para los migrantes incluyen también la escalada de los riesgos y costos del cruce indocumentado, como consecuencia del aumento de controles fronterizos por parte de EUA y de las condiciones de inseguridad que subsisten en las ciudades fronterizas mexicanas.

En el caso de México, algunos factores que facilitaban la migración internacional se han transformado. La magnitud del éxodo mexicano tuvo un fuerte componente demográfico como producto del mayor crecimiento de la oferta laboral en México que en EUA. Este “subsidio” demográfico de nuestro país a la economía del país vecino se ha erosionado debido al marcado descenso de la fecundidad en México.

En un primer momento, el cambio del contexto migratorio no se reflejó en un aumento notorio del retorno de mexicanos. Sin embargo, el Censo de Población y Vivienda de 2010 mostró no sólo que el tamaño del flujo procedente de Estados Unidos era de consideración, sino que casi cancelaba numéricamente el decreciente éxodo. Según cifras censales, casi un millón de personas desplazaron su lugar de residencia de Estados Unidos a México entre 2005 y 2010. Para la sorpresa de muchos, el saldo neto migratorio México-EUA experimentó un balance cercano a cero a finales de la década pasada, hecho sin precedentes en los últimos setenta años.

Este parteaguas en la historia de la migración entre México y Estados Unidos fue ampliamente documentado en un análisis demográfico de conciliación censal realizado por la Sociedad Mexicana de Demografía (SOMEDE) y en un estudio detallado llevado a cabo por el Pew Hispanic Center (IV).

Sorprendentemente, el documento metodológico y las cifras base de las proyecciones de poblaciones no sólo ignoran por completo esta coyuntura histórica y la información estadística a su alcance, sino que además publican cifras en el sentido opuesto

Según el CONAPO, México experimentó una emigración anual de 429 mil personas y un saldo migratorio internacional de -1,234,187 personas en el periodo 2006- 2010. Cómo es que CONAPO llegó a estas cifras continúa siendo un misterio para los especialistas, pues no existe documentación pública al respecto. Dado que la población inmigrante mexicana en EUA se ha mantenido prácticamente inamovible desde año 2007 es difícil suponer que esta salida cuantiosa de población mexicana se haya dirigido al país del norte.

Tendencias más recientes y prospectiva inexacta

¿Qué tanto ha cambiado la migración internacional mexicana después de 2010? Si bien no contamos con información conclusiva sobre el saldo neto migratorio, las estadísticas de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte (EMIF-Norte) y del American Community Survey (ACS) muestran un panorama de estabilidad en el movimiento de mexicanos hacia Estados Unidos.

Los datos de la EMIF-Norte muestran claramente el desplome de la emigración mexicana indocumentada hacia Estados Unidos a finales de la década pasada. Además, permiten observar que la abrupta caída de la salida de mexicanos se detuvo en el 2011 y que el flujo anual se recuperó levemente un año más tarde, al pasar de 166 a 181 mil cruces. El escenario de la emigración mexicana hacia Estados Unidos es una de estabilidad en niveles bajos.

Los resultados de la EMIF-Norte concuerdan plenamente con las estimaciones de la población mexicana residente en Estados Unidos, la cual se ha mantenido en alrededor de 11.6 millones. Los flujos aún bajos de emigrantes mexicanos y los cambios insignificantes en el volumen de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos permiten suponer que el saldo neto migratorio México-Estados Unidos debe continuar muy cercano a cero.

Las estadísticas del CONAPO, “atrapadas” en un diagnóstico deficiente de la migración internacional mexicana para la segunda mitad de la década pasada, muestran nuevamente una pérdida migratoria absoluta de casi medio millón de personas para los años 2011 y 2012, cifra que difícilmente puede ser avalada por los datos de la EMIF-Norte y la ACS. Aún más importante es el hecho de que el actual gobierno federal prevé, en sus proyecciones demográficas, que las condiciones nacionales y en Estados Unidos producirán la expulsión de 2,269,334 mexicanos en el sexenio 2013-2018 (378 mil al año), con una pérdida neta -1,629,596 personas. Una vez más, estas estadísticas son inconsistentes con la información disponible más reciente provista por fuentes mexicanas y estadounidenses.

Sin duda, la emigración mexicana aumentará una vez que se recupere la economía y demanda de empleo en el país vecino. Sin embargo, la demografía en México ya no permitirá enviar los grandes contingentes de migrantes que se observaron entre 1994 y 2005. La población de México continuará descendiendo su fecundidad y muy pronto empezará a envejecer rápidamente. En el caso de que Estados Unidos requiera de mano de obra inmigrante abundante y de baja calificación, el país no va a poder proporcionarla en la magnitud de antaño.

Conclusiones

No existe ninguna evidencia empírica sólida que permita desprender de forma razonada los niveles de migración internacional que se establecieron en las proyecciones de población recientemente publicadas por el CONAPO. Difícilmente el gobierno de México podría sostener estas cifras frente a expertos nacionales y extranjeros sobre este fenómeno y, me atrevo a suponer, la misma Oficina del Censo de Estados Unidos no tendría forma de justificar las cifras mexicanas en las propias proyecciones de población de su país.

En caso de que el nuevo gobierno de México decida fundamentar y desarrollar su programa de trabajo con estas cifras, resulta imperante que el CONAPO publique una nota técnica detallada que argumente y explique por qué México recuperará los niveles de emigración que experimentó antes de la recesión económica mundial.

Apuntar que México expulsará 2.3 millones de mexicanos a Estados Unidos en el sexenio 2013-2018 contiene serias implicaciones para nuestra política de desarrollo y en nuestra relación con Estados Unidos.•

Notas:

I. En relación con estos compromisos véase Alejandra Délano, Votando Desde el Extranjero (parte 3). Blog de Letras Libres. http://www.letraslibres.com/blogs/frontera-adentro/votando-desde-el-extranjero-parte-3

II. Creo que no es necesario ahondar demasiado sobre la trascendencia que las proyecciones de población nacionales y estatales tienen sobre la planeación económica, social y ambiental del país, en especial, sobre las metas programáticas de la actual administración federal. La Ley General de Población y el Artículo 37 de su reglamento, faculta y atribuye la responsabilidad de elaborar dichas proyecciones de población al CONAPO.

III. Véase Zenteno, René, “Saldo migratorio nulo: el retorno y la política anti-inmigrante”, Coyuntura Demográfica, Número 2 (julio de 2012), Pp. 17-21.

IV. Sociedad Mexicana de Demografía, “Conciliación Demográfica. Estimaciones Nacionales 1990-2010”, 2011 (manuscrito inédito preparado para el Consejo Nacional de Población) y Passel, Jeffrey, et. al. “Net Migration from Mexico Falls to Zero—and Perhaps Less”. Washington, D.C.: Pew Hispanic Center, Abril 2012.

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