por Jorge Chediek / Bernardo Kliksberg
Con frecuencia las noticias sobre África son alarmantes, nos transmiten agudas problemáticas sociales, y difíciles cuestiones de gobernabilidad política. Sin embargo, hay un amplio potencial de positividades que no ha tenido la difusión que merece, y que brinda significativas enseñanzas para muchos países en desarrollo. La iniciativa de “Autoevaluación y evaluación entre países pares” (en inglés, African Peer Review Process Mechanism-APRM)” es una de ellas
Esta creativa iniciativa ejemplifica muy bien cómo pueden surgir de los países del Sur experiencias de alta utilidad para el mundo en desarrollo, y confirma la validez de la idea de movilizar a fondo la cooperación Sur-Sur, camino que está explorando con resultados muy concretos la Oficina Sur-Sur creada por la ONU en el marco del PNUD.
La iniciativa “Autoevaluación y evaluación entre países pares” fue creada en 2003; por tanto, ya cumple 15 años de existencia. Como dice su plan estratégico 2016/20, es probablemente “la más innovativa y ambiciosa iniciativa de gobernanza de África”.
El proyecto está basado en la idea matriz de que, en África, la buena gobernabilidad es un prerrequisito para un desarrollo económico sostenido, que comprenda a toda su población. Su misión central es profundizar las prácticas democráticas, mediante la revisión de las políticas y prácticas nacionales -en relación con estándares establecidos de buen gobierno- la identificación de deficiencias y buenas prácticas, así como desarrollar herramientas y métodos que permitan rectificar las deficiencias. Asimismo, la iniciativa busca diseminar e impulsar las réplicas de las buenas prácticas en todo el continente.
Tras el detallado mecanismo diseñado a tal efecto -que implica múltiples actores e involucra un amplio espectro de actores de la sociedad civil- se hallan las aspiraciones de impulsar un “liderazgo transformativo” al propiciar autoevaluaciones de los gobiernos y posibilitarles un diálogo constructivo con sus pares de otros países, propiciando la rendición de cuentas a la ciudadanía, y facilitar que la misma pueda hacer llegar sus opiniones y puntos de vista sobre el desempeño de la gestión de gobierno.
También subyace la concepción de implementar una evaluación que básicamente es hecha para los africanos, y por africanos.
La iniciativa tiene un carácter muy especial: es voluntaria. Los países deciden si se adhieren a ella o no. Durante estos 15 años, ha encontrado una alta receptividad. Comenzó con seis países adherentes, y actualmente forman parte de ella un total de36 países; es decir, dos tercios de los 55 países africanos. Al mismo tiempo, ya se anuncian nuevas incorporaciones.
Las principales áreas temáticas que cubre son: Democracia, y gobernabilidad política y económica, gestión, gobernabilidad de corporaciones, y desarrollo socioeconómico.
Está presidida por un Comité Directivo, de la más alta representatividad. Lo integran los Jefes de Estado y de Gobierno de los países que se asociaron al APRM.
Su estructura organizacional la forman dicho Comité Directivo y las siguientes instancias:
Estas instancias interactúan a través de las distintas etapas que comprende el imaginativo diseño trazado. Sintetizando algunas de sus principales fases, por ejemplo, podemos destacar que se abre con un cuestionario de autoevaluación elaborado por el Secretariado Ejecutivo que reciben los países. Los mismos, completan el cuestionario en consulta con diversos sectores de la población.
Al mismo tiempo, el Secretariado Continental lleva a cabo misiones de campo dirigidas por una de las personalidades eminentes para generar un informe por país. Esta etapa cuenta con la colaboración de organismos técnicos como el Banco Africano, y la Comisión Económica de la ONU para África. El informe es sometido al Gobierno para sus comentarios. El Comité Directivo de pares hace sus aportes al Gobierno. Se trata de acercar las posiciones con los gobiernos evaluados mediante un dialogo constructivo. Previa edición nacional los informes son publicados por la APRM para compartirlos con todo el Continente.
Debido a sus metas ambiciosas, y como era inevitable, la experiencia ha tenido sus dificultades. Es una iniciativa de alta, su complejidad, que involucra numerosos actores, y cuenta con recursos limitados recursos. Sin embargo, ha ido progresando demostrando su viabilidad.
Entre otros indicadores de éxito, es destacable que, por ejemplo, se multiplicó por seis el número de países que se adhirieron voluntariamente. Del mismo modo, se han ido refinando los procesos de revisión y ha aumentado el nivel de participación de diversos actores involucrados. Ya 20 países de los 36 ha completado sus autoevaluaciones y se han beneficiado de los aportes de sus pares. Finalmente, se han diseminado diversas “practicas ejemplares”.
El mecanismo es considerado hoy fundamental para el monitoreo y evaluación del plan de 50 años, África 2063 que se trazó la Unión Africana, y como lo destaca la Comisión Económica de la ONU para África para el cumplimiento de las metas de desarrollo sostenible 2030 adoptadas universalmente por la ONU.
La creciente percepción sobre la utilidad del mecanismo ha llevado a que fuese institucionalizado como una agencia autónoma. También, han aumentado las contribuciones económicas, y se prevé que las mismas seguirán aumentando. Varios países desarrollados, y agencias del Sistema ONU, están apoyando directamente la labor del APRM.
En los años recientes, el nuevo secretariado ha puesto en marcha un proceso activo de revitalización del mecanismo. Se desarrolló un plan estratégico 2016-2020. En el último año fueron evaluados Uganda, Liberia, Nigeria, Sudáfrica, Costa de Marfil, Mozambique y Egipto. En este momento se está iniciando una segunda ronda de evaluaciones que incluye a Kenia y Uganda.
La experiencia africana de autoevaluación y evaluación entre pares tiene mucho por hacer por delante para seguir avanzando.
Sin duda beneficia al continente, pero no solo es válida para él. En un mundo donde han sido crecientemente validadas ideas como la participación de los ciudadanos en el complejo camino para el desarrollo inclusivo, el diálogo constructivo y la gobernabilidad democrática, la profesionalidad en la identificación de problemas, y soluciones, y la evaluación sistemática y continua pueden tener significativas enseñanzas de esta esforzada y original construcción institucional de las naciones africanas.
Jorge Chediek es Director de la Oficina Sur Sur de la ONU, y Enviado especial del Secretario General para la CSS
Bernardo Kliksberg es Asesor Estratégico de la Dirección de la Oficina Sur-Sur
Una de las grandes novedades que presentó Juan Luis Vives, en el renacimiento español, en…
Chihuahua, el estado más extenso de México, es un territorio lleno de historia, cultura y…
La ballena gris (Eschrichtius robustus) es una de las especies más queridas y admiradas en…
El Estado de Jalisco es conocido por su contribución fundamental a la identidad cultural de…
El 16 de noviembre de cada año se conmemora el Día Internacional para la Tolerancia,…
Este mes, ya podemos observar en la pantalla grande una representación del mítico Comala, que…
Esta web usa cookies.