La Universidad Nacional Autónoma de México es síntesis de una visión de país que tiene como objetivo mayor contribuir al enriquecimiento humanístico, científico y tecnológico de México. Pero no sólo eso. La UNAM también es sede de espacios de construcción de ciudadanía y cultura democrática.
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En términos generales, la Universidad ha sido uno de los principales instrumentos del Estado mexicano para promover movilidad social, para sus estudiantes, pero también para los círculos familiares y comunitarios en los que la vida de las y los universitarios tiene impacto.
Se ha dicho que la UNAM es, además de lo anterior, también un reflejo de lo que ocurre en el país; de lo positivo y lo negativo, y es cierto en buena medida. También dentro de la estructura institucional, y en las propias aulas, hay ocasiones en que en la Universidad se reproducen antivalores y prácticas condenables, por su naturaleza y por sus consecuencias.
El machismo y la violencia de género son dos de esos problemas estructurales que enfrenta el país, y que en la UNAM también forman parte —lamentablemente— de su vida cotidiana. Y si bien no hay un diagnóstico preciso de la magnitud y alcance que esto tiene en el conjunto de las universidades públicas y privadas del país, podría afirmarse que es una problemática generalizada y que debe transformarse de manera urgente.
A pesar de lo anterior, a diferencia de otras estructuras institucionales, la UNAM y la universidad pública en general tienen como vocación el diálogo y la deliberación pública de sus problemas; en la Universidad se busca que prive la razón y el acuerdo; la apertura a la diferencia y la máxima promoción posible de la diversidad en todas sus formas y manifestaciones.
El cierre de planteles en los últimos meses resulta un contrasentido a la vocación universitaria. Desde esta perspectiva, resulta emblemático que las dos facultades que han sido tomadas sean Filosofía y Ciencias Políticas, los dos recintos en que, en mayor medida, el diálogo, el lenguaje y la prudencia deberían ser regla y norma, y donde se han impuesto, en este momento, las prácticas que niegan la esencia del quehacer universitario.
Es de suma relevancia comprender que la Universidad pública —UNAM— es un asunto que, por su dimensión y trascendencia para la vida nacional, la toma de instalaciones es una cuestión que es de interés y relevancia para el país y para el Estado mexicano, y que mantener su operación en condiciones de normalidad mínima es una cuestión incluso de sentido de justicia social, pero también de gobernabilidad.
Debe quedar claro que con esto no se busca descalificar la agenda ni tampoco negar o minimizar la gravedad del asunto; la cuestión a debatir respecto al contrasentido que implica que la Universidad cierre sus puertas; sobre cómo propiciar un intenso y renovado debate en sus aulas, en sus salas de arte, en cada jardín y en cada pasillo, en torno a la necesidad de transformar la vida universitaria para reconducirla a su esencia: ser espíritu vivo que se piensa y se renueva en su visión y vocación con los otros.
La agenda de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres es de la mayor trascendencia para la UNAM y para el país. Ninguna institución con vocación democrática puede prosperar si no la asume como uno de sus pilares fundamentales. Por ello, lo que deberá lograrse en las siguientes semanas es una construcción colectiva para la inclusión, el respeto de todas y todos, y una universidad que sea ejemplo nacional de igualdad sustantiva.
La Universidad es generadora de conocimiento; pero también ha sido, en muchos periodos y momentos, generadora de democracia, de exigencia de derechos humanos, de libertades para sus estudiantes, pero para la sociedad en general. Hoy tenemos el reto de iniciar una transformación de nuestra vida interna que dé ejemplo nacional de que la violencia de género puede erradicarse; que el machismo y la misoginia son derrotables. La igualdad sustantiva puede y debe ser la guía de nuestra actuación cotidiana, porque sólo en la igualdad hay democracia y sólo en la igualdad y libertad plena puede realizarse el espíritu universitario.
Este artículo se reproduce con autorización expresa del autor y es publicado originalmente en el periódico Excélsior: https://www.excelsior.com.mx/opinion/mario-luis-fuentes/la-unam-y-su-invaluable-presencia/1361850
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