El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social presentó la Evaluación de Diseño con Trabajo de Campo 2019-2020 del Programa Universidades del Bienestar Benito Juárez García. Aunque se trata de un “análisis de gabinete”, como lo describe el mismo Coneval, el documento revela las dificultades e inconsistencias del programa durante su implementación.
De acuerdo con el Coneval, al momento de realizar la evaluación no existieron las condiciones para llevar a cabo un trabajo de campo; sin embargo los resultados son igualmente significativos, pues revelan problemas en su implementación, infraestructura y cobertura que será necesario atender si se quiere cumplir con los objetivos que se plantean.
Entre los aciertos del programa, Coneval lo describe como una propuesta pedagógica “gratuita, accesible y pertinente” para aquellas personas que se han quedado sin acceso a las universidades públicas. De esta manera, las Universidades del Bienestar han incrementado las oportunidades en municipios con poca oferta educativa de este nivel.
Asimismo, destaca la valoración diagnóstica y el curso de recuperación de conocimientos que se lleva a cabo en estas instituciones, los cuales permiten reducir la desigualdad de conocimientos entre los estudiantes.
Sin embargo, Coneval considera que aún hay áreas de oportunidad en la definición de las poblaciones beneficiarias, pues se han utilizado unidades de medida diferentes, además de inconsistencias al definirlos en los documentos de diseño del programa.
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No hay información suficiente
Coneval advierte que no fue posible identificar que el padrón del programa fuera difundido públicamente y se desconoce qué mecanismos se utilizan para su depuración y actualización, lo cual impide tener un padrón de beneficiarios que permita tomar decisiones basadas en evidencia.
Se observaron también inconsistencias entre las cifras que se presentan y el total de personas que realmente estudian en las sedes, sobre las cuales no hay claridad ni existe una sistematización integral y ordenada. Sobre esta disparidad, señala que “podrían ser resultado de que la información no es clara pues no precisa datos como: fecha de corte, sede educativa de procedencia, si es población inscrita que continúa o no en el sistema educativo”.
Tampoco se proporciona información sobre la continuidad o abandono, la asistencia escolar u otro elemento que permita llevar a cabo un análisis comparativo de los datos.
Además, se reporta que existe poca información sobre procesos como la planeación, la solicitud de apoyo, la determinación de viabilidad de propuestas y la ejecución de proyectos, y que es particularmente escasa aquella sobre los insumos que se necesitan para cada proceso.
“Es necesario documentar y sistematizar la información sobre la implementación del programa, esto podría realizarse mediante la elaboración de manuales de procedimientos, guías u otros referentes normativos que orienten el desarrollo de los diferentes procesos de infraestructura y del modelo educativo”, recomienda el Consejo.
Finalmente, la evaluación del Coneval advierte que las instalaciones no siempre cuentan con el equipo adecuado para llevar a cabo actividades y prácticas requeridas en una institución de educación superior: “se tiene que garantizar el acceso a laboratorios, programas de cómputo especializados, entre otros materiales didácticos”.
Recomendaciones
Con base en los resultados de esta evaluación, el Coneval emitió también las siguientes recomendaciones:
- Considerar un objetivo de mayor que solo el ingreso de la población beneficiaria a las universidades.
- Fortalecer la colaboración con otras universidades, principalmente aquellas que se ubican en zonas cercanas a las sedes educativas.
- Publicar el padrón de beneficiarios con información desagregada.
- Documentar y sistematizar la información sobre la implementación del programa.
