Las vidas de los seres humanos pueden ser muy diferentes en el mundo actual, sumido en las más elevadas desigualdades de la historia reciente.
Paradojas
Las vidas de los seres humanos pueden ser muy diferentes en el mundo actual, sumido en las más elevadas desigualdades de la historia reciente. En América Latina, según una encuesta Gallup, el 55% de los hogares están preocupados por no poder pagar la educación de sus hijos. A pesar de los progresos en el UNASUR, hay 167 millones de pobres, entre ellos 74 millones de indigentes, y el PNUD estima que 200 millones adicionales son vulnerables, y emergieron recientemente de la condición de pobres, pero no son clase media todavía, y si sufren contingencias como una enfermedad, o hay crisis económica, pueden volver a la pobreza.
Podemos agregar otro riesgo significativo: muchos de los vulnerables caerán debajo de la pobreza si sus gobiernos cambian de políticas y dejan de lado las políticas contracíclicas en la actual contracción del Producto Bruto Mundial y el de la región, y regresan a la ortodoxia económica.
La preocupación extrema por la educación (como por otros temas prioritarios, como la salud, tener trabajo y la vivienda) tienen bases muy concretas. Según las cifras recientes, con avances, el 20% de los niños abandonan la escuela después de terminar la primaria. En la secundaria hay alta deserción. La universidad sigue muy distante de los hijos de los pobres. Menos del 10% de las personas que pertenecen al 20% de la población más pobre ingresa en la universidad, mientras que en el 20% más rico lo hace el 50%. De los jóvenes de 25 a 29 años en el 20% más pobre solo termina la universidad el 1%, y en el 20% más rico, lo hace el 27%.
Hay otros sectores que tienen preocupaciones muy distintas de las de los 367 millones de pobres y vulnerables (59% de la población). Están atentos a las ofertas de un nuevo mercado en ebullición, las “industrias de lujo”. Se está realizando en México un nuevo Congreso sobre “luxury” para “individuos de alta riqueza”. Los organizan consultoras especializadas en este mercado, como hoteles de lujo, empresas aéreas, marcas de whisky y otras. En la agenda figuran temas como: “Globalizando las marcas de lujo”; ”El crecimiento de la riqueza global y del consumo de lujo en mercados emergentes y en desarrollo”; “Las relaciones crecientes entre lujo, tecnología y socialmedia”; y “Cómo incrementar las ventas en escenarios adversos”.
La pregunta central planteada es “algunos se preguntan si el luxury es una manera de vivir o una tendencia efímera”.
La industria del “luxury” prospera
No es una anécdota más. Los organizadores refieren que el mercado de lujo en América Latina vende 50,000 millones de dólares anuales y señalan que tiene grandes ventajas. Los márgenes son 23% mucho más elevados que en otros mercados y la demanda se mantiene muy alta, porque los compradores “no dependen de la situación económica para seguir consumiendo”. Estiman que para el 2020, con las ventas digitales, y accediendo a un nuevo “nicho”, los que ganan mucho pero no son muy ricos todavía, se pueden agregar 40,000 millones de dólares, casi duplicándolo.
Es una tendencia internacional que acompaña a la superconcentración del ingreso actual. De acuerdo con un estudio del Boston Consulting Group, las ventas de mercaderías de lujo superan ya los 1.8 millones de millones de dólares. Con una cifra mucho menor se podría salvar la vida de los 6 millones de niños que mueren anualmente por desnutrición, falta de agua potable, instalaciones sanitarias y no tener las vacunas necesarias.
Según el informe 2014 de Wealthx and UBS World Ultra Wealth, cuyos clientes son “los ultraricos”, los que tienen más de 30 millones de dólares, sólo el 0.004% de la población mundial, y sus bienes son más de dos veces el PBI de USA, la principal economía mundial. Sólo en propiedades tienen más que el PBI de la India.
En América Latina son, según dicho reporte, 14,805, y tienen 2.2 millones de millones de dólares.
Las desigualdades latinoamericanas
El ascenso de la industria del lujo está ligado a lo que sucede con la desigualdad, y al eficiente marketing que hay en derredor suyo. Su impactante expansión en América Latina tiene que ver con la magnitud de las desigualdades. De acuerdo con el Banco Mundial, el coeficiente Gini de distribución de los ingresos era, en las más recientes mediciones, el 52 frente al 44.7 de Asia y el 34.7 de Europa del Este y Asia Central. Doblaba los de Noruega, 26.6, Dinamarca 26.9 y Finlandia, 27.8. El más alto en la región lo tiene Honduras, 57.4, seguido por Guatemala 52.4. La pobreza en Honduras es de 64.5% y en Guatemala 53.7%, y se eleva a 80% en sus municipios rurales.
Se puede cambiar con reformas sociales profundas. Argentina, que en la década de los noventa había casi superado los 50 puntos, tenía, según la Encuesta Permanente de Hogares del tercer trimestre de 2013, 39.6, el más bajo de la región, seguido de Uruguay, con 41.3. Ecuador pasó de 2010 a 2012 de 49.3 a 46.6.
De un lado 50,000 millones de dólares anuales en la región en “luxury”, cuyo motor principal –dicen quienes lo “marketean”- actualmente es la venta de experiencias personales. Del otro lado, el recrudecimiento, frente a la crisis económica internacional y sus efectos sobre la región, de las propuestas de volver a las políticas ortodoxas y hacer más miserable aún la vida de los pobres, y empujar hacia abajo a la pobreza a muchos de los recién emergidos.
Urge restablecer igualdad para que no se reproduzcan paradojas como la que significa la magnitud y el ascenso del “luxury”. El abanico de políticas posibles es muy amplio, y la región ha mostrado mucha capacidad para montar con eficiencia gerencial programas sociales en escala inédita, como, entre otros, “Asignación Universal por Hijo” en la Argentina, conducido por la ANSES (3,600,000 de niños protegidos), y “Bolsa Familia” (con 11 millones de familias beneficiadas) y “Hambre Cero” en Brasil, que son referencia internacional. Junto con la profundización de las políticas contracíclicas, más necesaria que nunca, se requerirá avanzar la reforma fiscal, en donde temas como seguir reduciendo evasión y gravar como corresponde la industria del lujo, entre otros, parecen ineludibles.
De lo contrario, mientras unos buscan “experiencias personales únicas” de viaje y diversión, y hacen culto de la “ostentación”, otros están atrapados en la “trampa de pobreza” que describe CEPAL en su reciente informe sobre las perspectivas económicas 2015: “en tan solo 20 minutos de diferencia en el metro de Lima, mientras que en San Borja Sur el 70% de los estudiantes de segundo grado de primaria son capaces de comprender lo que leen, en Parque Industrial menos del 30% lo consigue. (…) Resultados similares se observan para el metro de Santiago, confirmando una alta transmisión intergeneracional de la pobreza y la desigualdad”.
Bernardo Kliksberg Asesor especial de la ONU, PNUD, UNESCO, UNICEF, OIT, OMS, OPS y otros organismos internacionales. Es autor de 57 obras traducidas en múltiples idiomas, entre ellas “Cómo combatir la pobreza y la desigualdad”, prologada por el ex Presidente de Brasil, Lula da Silva, “Primero la Gente” (EUDEBA), obra que escribió con el Nobel Amartya Sen. En 2013 fue designado integrante del Alto Panel Mundial en Seguridad Alimentaria por la FAO. |