La construcción de una cultura política feminista requiere visibilizar y denunciar las violencias institucionalizadas y normalizadas dentro del sistema político, incluyendo desde luego las violencias ejercidas al interior del espacio privado, doméstico, hacia las mujeres. Asimismo, para que la construcción de una cultura política feminista se consolide, es decir, una que reconozca a las mujeres como personas, implicaría que esta noción básica se convierta en normalidad, en sentido común en nuestro país.
Escrito por: Sol Cárdenas Arguedas e Irais Moreno López
Por lo que se vuelve necesaria una transformación de las dinámicas en las que se distribuye, organiza y ejerce el poder, dicho de otro modo, necesitamos una transformación de la práctica política y los procesos para la toma de decisiones. En pocas palabras, necesitamos más democracia, más pluralidad, más feminismo y menos autoritarismo, menos populismo.
Según el índice que mide la desigualdad de género en 191 países del mundo del PNUD, en 2021/2022 México se coloca en la posición 86 cayendo 15 lugares (lugar 71 de 189 países) con respecto al informe 2020.
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En México a lo largo de la vida de las mujeres de 15 años y más el 70.1% hemos “experimentado al menos un incidente de violencia psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación” (ENDIREH, 2021, p. 9).
Es necesario afirmar que es un hecho que el colectivo de las mujeres en este país ha sufrido violencia de género en al menos alguna de sus manifestaciones, nos parece que la complejidad de la medición y sus resultados radica en la complejidad misma de los procesos de normalización e interiorización de la violencia en nuestras sociedades.
Planteamos las interrogantes siguientes para buscar sustentar esta afirmación ¿por qué no habríamos de vivir violencia todas las mujeres si la propia noción de poder se encuentra naturalizada en la masculinidad hegemónica? ¿Qué ejercicio de poder en la práctica no implica una relación de dominación (dominador-dominante), de desigualdad y por lo tanto de violencia? Y si a esto le sumamos que vivimos en un sistema patriarcal, difícilmente podríamos afirmar que no todas las mujeres hemos vivido violencia de género.
Aunque individualmente percibamos o pensemos que la clase, los procesos de racialización y el género no existen o no nos afecten directamente, eso no significa que no afectan a una colectividad, porque al final recordemos que el patriarcado, y el capitalismo funcionan como estructuras de opresión, desigualdad y por lo tanto violencia.
Con respecto a datos sobre cultura política en México, la ENCUCI 2020 arroja que el 86.8% de la población de 15 años y más a nivel nacional está muy de acuerdo que mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades para participar en todas las actividades de gobierno. Sin embargo, a pesar de este dato alentador, la realidad es que cuando se analizan los datos de forma específica se siguen observando resistencias. Y es que con respecto a la afirmación: “la mayoría de las mujeres no tienen educación o habilidades políticas por lo que un hombre debe decir por ella” 14.2% (se sumaron las respuestas muy y algo de acuerdo) de los hombres respondieron estar de acuerdo, mientras que las mujeres el 8.5%. En este sentido las mujeres fueron las que mayoritariamente estuvieron en desacuerdo 89.8% (se sumaron las respuestas muy y algo en desacuerdo). En cambio, los hombres, el 84.9% no estuvieron de acuerdo.
Esta tendencia se observa también con la respuesta “los hombres están mejor calificados para ser líderes políticos que las mujeres” 24.4% de los hombres respondieron estar muy o algo de acuerdo, mientras que las mujeres el 15.4% En este orden de ideas, el 83% de las mujeres estuvieron muy y algo en desacuerdo, en cambio el 74.4%, los hombres.
Lo que nos muestra que, aunque la mayoría de la población percibe que deberíamos tener las mismas oportunidades hombres y mujeres, la realidad es que aún se siguen resistiendo más los hombres a que las mujeres participemos y nos representemos políticamente en condiciones de igualdad.
Y no olvidemos que los datos de violencia contra las mujeres en la actualidad son aterradores en nuestro país, pues diariamente son asesinadas más de 11 mujeres solamente por ser mujeres.
Lo anterior, nos lleva al planteamiento de la necesidad de la construcción de una cultura política feminista, si logramos cuestionar la propia lógica del ejercicio del poder político -patriarcal hasta ahora- y transformar las estructuras que producen y reproducen formas de desigualdad y exclusión, pensar una cultura política mexicana donde las mujeres seamos consideradas y realmente tratadas como personas (necesitamos igualdad sustantiva, no solo formal-legal) la violencia contra nosotras en definitiva disminuiría.
Necesitamos más democracia, más lógicas igualitarias y menos lógicas violentas y autoritarias, porque una cultura política feminista sin lugar a duda se desarrollaría con mayor fluidez en aquellas sociedades que se inclinan hacia los valores seculares – racionales y de auto expresión (véase artículo: Cultura política y democracia en México).. Dichos valores implican la normalización del respeto hacia y el reconocimiento y reciprocidad de las mujeres.
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