Los datos del secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública tienen un registro de 31,871 víctimas de la Violencia homicida, delitos que se han perpetrado entre los meses de enero y noviembre de 2020. Si a esta cantidad se suman los registrados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), para el mes de diciembre de 2018 -fecha de inicio de la actual administración-, y los del acumulado en 2019, el total registrado para esta administración es de al menos 71,623 víctimas de homicidios intencionales.
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De esta forma, si se considera que se tienen datos para los primeros 730 días de la presente administración, el promedio de homicidios intencionales cometidos a diario es la escandalosa cifra de 98.1, lo cual hace igualmente un promedio de cuatro asesinatos cometidos cada hora.
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Si se compara la cifra citada con lo que ocurrió la administración pasada, hay diferencias altamente significativas, pues el promedio diario para la administración 2012-2018 fue de 71.26 casos por día, o también un promedio de 2.96 víctimas de asesinato cada hora.
Preocupa que, durante la administración anterior, la cifra acumulada de homicidios dolosos fue de haya llegado a 156,066 homicidios intencionales, y que, en sólo dos años del presente gobierno, se haya alcanzado ya una cifra equivalente al 45.8% del total de los perpetrados en la administración pasada.
El presidente López Obrador pidió, al inicio de su gobierno, un año para comenzar a dar resultados; posteriormente, pidió un año más para que comenzaran a notarse los cambios estructurales y reducciones significativas en lo que respecta al número de personas asesinadas en México. Pero un análisis objetivo, sustentado en las estadísticas del propio gobierno, muestra lo contrario, que a pesar de lo que se sostiene en el discurso oficial, las cifras se mantienen en los niveles históricos más altos.
Debe recordarse al respecto que los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) deben ser tomados como preliminares, pues en el análisis de la información que lleva a cabo el INEGI anualmente en sus estadísticas sobre mortalidad, siempre hay un ajuste a la alza.
Así por ejemplo, solo considerando los años 2018 y 2019, en el primero la diferencia fue de 9.11% más casos registrados por el INEGI, lo cual implica una cifra de 3,444 casos más que los que originalmente había registrado el SESNP. Para el 2019 la diferencia fue menor, ubicándose en 5.6%, pero que en números absolutos implica una cifra de 2,079 casos más registrados por el INEGI frente al dato del SESNSP.
Dada la tendencia de este 2020, el año podría cerrar con 34,750 homicidios contabilizados por el SESNP, cifra ligeramente superior a la registrada por este mismo organismo en el año 2019, en el que el dato fue de 34,582 homicidios; por lo que, si se mantiene el diferencial del último año entre sus cifras y las del INEGI, 2020 podría ser un año con alrededor de 36,682 homicidios intencionales.
Desde que inició la administración del presidente López Obrador, mes con mes Guanajuato ha sido el estado más violento de México. En este 2020 acumula, entre los meses de enero y noviembre, 4,190 víctimas de homicidio intencional, una cifra no registrada para un solo estado de la República desde el año 2011. A lo anterior, debe insistirse, debe sumarse la sospechosa cifra de 1,185 homicidios, clasificados como “culposos con otro elemento”, cifra que representa el 42.45% del total registrado en todo el país en esa misma categoría.
Debe subrayarse también que en el año 2019, Guanajuato tuvo, según los registros del SESNSP, un promedio mensual de 295 homicidios intencionales, mientras que en el periodo de enero a noviembre de 2020, el promedio mensual registrado asciende a 381 víctimas.
De esta forma, mientras que en el año 2019 Guanajuato acumuló en los 12 meses un total de 3,540 víctimas de asesinato, en los primeros 11 meses de este 2020 ha llegado a la mencionada cifra de 4,190 víctimas, es decir, al cierre del año podría llegar a la cifra preliminar de 4,571 víctimas de homicidio, cifra que resultaría 29% superior a la registrada el año previo.
Otro indicador a destacar es que, en el año 2019, el número de homicidios intencionales perpetrados en Guanajuato fueron equivalentes al 10.23% del total nacional, mientras que en el año 2020, el indicador es de 13.14%. Dato que confirma que en este momento y desde hace varios años, esta entidad se ha convertido en el mayor campo de batalla del crimen organizado.
Desde esta perspectiva, sin minimizar la gravedad de lo que ocurre en otras entidades, los datos de Guanajuato hacen palidecer lo que está pasando en el resto del país. Así, en Baja California, en los primeros once meses del año, el registro es de 2,643 víctimas de homicidio intencional; en el Estado de México, de 2,592; Chihuahua, de 2,516; y Jalisco, de 2,421; mientras que, en Michoacán, se ha llegado a 2,229.
En síntesis, en estas entidades se concentra el 52.05% de los homicidios intencionales perpetrados en el país, cifra que no incluye los datos relativos a los feminicidios, y que por supuesto, deben ser considerados dentro de la violencia extrema en el país.
Lo que urge es revisar la estrategia seguida hasta ahora, la cual no ha dado, luego de dos años, resultados positivos. La obligación del Ejecutivo es, desde esta óptica, fortalecer los mecanismos de coordinación con las entidades de la República; mejorar las estrategias de prevención del delito; y romper con la idea de que es la pobreza y la desigualdad el detonante principal de la violencia y el crimen en todas sus manifestaciones.
Si no se hace de ese modo, lo que va a continuar es el derramamiento de sangre y la pérdida de más vidas; porque ya se ha mostrado que el crimen organizado se desplaza, establece nuevos espacios territoriales de disputa, y genera cada vez más amplios territorios en disputa, como ha ocurrido en los últimos años, llevando la guerra a Guanajuato, y reactivándola en Michoacán, Baja California, Chihuahua y Sonora.
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Frase clave: Violencia homicida: sin cambio de estrategia
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