La democracia es el reino de la pluralidad: los que ganan deben entenderlo, pues sus victorias no serán así por siempre, y los que pierden, también pues el día de mañana bien podrían encontrarse del otro lado, es que en este espíritu debieran gobernar, para todos y por todos.
Escrito por: Andrea Samaniego Sánchez
El 30 de abril concluyó el segundo periodo ordinario de sesiones de la LXV Legislatura, días antes el 25 y 26 de abril la Cámara de Diputados por medio de la votación aprobó una serie de leyes y modificaciones a la administración pública: la creación del IMSS-Bienestar, el cambio del CONACYT por CONAHCYT, el traspaso del Tren Maya al Ejército de forma permanente, la modificación a la Ley Minera, sólo por mencionar algunas y de ahí turnaron este paquete legislativo a la Cámara de Senadores que tenía la tarea de revisar lo que le enviaban, discutirlo y en su caso aprobarlo o desecharlo.
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Son pocos días y muchas las cuestiones que debían discutirse, y el debate se polarizó: por un lado, el grupo mayoritario gobernante presidido por Morena que quería aprobar las leyes enviadas desde el Poder Ejecutivo; por el otro, el grupo opositor que demandó primero el nombramiento del comisionado del INAI, los posicionamientos se tensaron y en medio quedamos nosotros, la ciudadanía.
El grupo gobernante al final aprobó el viernes 28 de abril las leyes que el Ejecutivo le encomendó, la oposición ya anunció que revisará punto por punto lo aprobado y el procedimiento para impugnarlo ante el Poder Judicial y en todo esto, el diálogo es el gran ausente.
Lo que ocurrirá ahora, seguramente derivará en una pugna judicial, por cierto la Suprema Corte ya se pronunció en casos similares, desechando las modificaciones de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión al considerar que no se habían respetado los procesos establecidos en el reglamento del Congreso; por las premuras que existieron en este final del periodo ordinario de sesiones, seguramente la oposición está revisando si se cumplieron los tiempos, si existieron dictámenes necesarios sólo por mencionar algunas de los ejes que seguramente esgrimirán para tales efectos.
Más allá de esto, que seguramente tensará todavía más el ambiente deriva en reflexionar sobre nuestra perspectiva de la democracia; pues si en una democracia no creemos y luchamos porque los otros también tengan la misma legitimidad y validez para esgrimir sus opiniones, entonces no pensamos en términos del respeto y la inclusión, sino de la imposición y el sometimiento, y no solucionamos con miras a todos, sino con lo que a mi o a mi grupo conviene.
Una democracia deliberativa es, por esencia, incluyente y dialogante, mucho de lo que hoy adolece en México.
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Frase clave: votación en la cámara de diputados, votación para modificaciones a la administración pública.
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