El 15 de octubre se conmemoran 68 años que el Estado Mexicano reconoció el derecho del voto de la mujer, en un sentido amplio; es decir, el derecho a votar y ser elegidas en procesos federales; y aunque es una fecha para recordar, no debemos ser omisos en todo lo que aún queda pendiente en materia de inclusión de las mujeres en espacios de toma de decisiones.
Escribe: Andrea Samaniego. Síguela en Twitter: Samaniego_And
La historia sobre esta fecha debe iniciar con comprender que durante más de 30 años, desde que se promulgó la Constitución de 1917 hasta 1953, las mujeres fuimos invisibilizadas: las autoridades consideraban que no podían darnos las prerrogativas a votar porque éramos influenciables por nuestros esposos, padres, hermanos. Es decir, que nosotras no teníamos discernimiento propio.
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Después, en 1947 Miguel Alemán Valdés promovió que pudiéramos votar en el ámbito local basado en el principio de cercanía, similar al ámbito familiar y, por lo tanto, la votación de las mujeres siempre sería en beneficio de la comunidad de la que formaba parte.
Ya para 1953 el presidente Adolfo Ruiz Cortines impulsó que estos derechos no formaran parte únicamente para el ámbito local sino que se aplicaran en el federal. Desde esa fecha y hasta la actualidad las mujeres hemos ocupado cargos como diputadas locales y federales, senadoras, gobernadoras, esto sólo demuestra que si bien hemos sido un grupo subrepresentado, no ha sido por que no quisiéramos laborar en esos ámbitos sino porque existía un impedimento legal para hacerlo.
Casi 70 años han pasado de ese reconocimiento y de menos hasta 2018 sólo habíamos tenido 7 gobernadoras que ganaron en sus respectivas contiendas: Griselda Álvarez Ponce de León, Beatriz Paredes Rangel, Amalia García Medina, Ivonne Ortega Pacheco, Claudia Pavlovich Arellano, Claudia Sheinbaum Pardo y Martha Érika Alonso; así como 2 interinas: Dulce María Sauri Riancho y Rosario Robles Berlanga. Habría que preguntarnos por qué motivos es que sólo habíamos tenido estas cifras, por qué existe esta subrepresentación del grupo mayoritario de la sociedad.
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Han sido casi 70 años de luchas, de posicionamientos y de exigir a las autoridades el reconocimiento efectivo de nuestros derechos, que existan condiciones estructurales y materiales para que las mujeres, sin importar entidad o entorno en el que se desenvuelvan puedan aspirar a cargos de elección popular.
Y aunque ya se ha avanzado, producto de cuotas de género y del principio de paridad de género establecido desde la Constitución, lo cierto es que persisten los estereotipos basados en el género, así como la creencia que no es nuestro espacio natural de desenvolvimiento. Más aún, existen problemas asociados con la violencia política de género que, como sociedad nos debe preocupar y ocupar. No hay que olvidar que en el último proceso electoral 6 mujeres candidatas o colaboradoras en distintas campañas políticas perdieron la vida como víctimas de homicidio.
Esto sin lugar a dudas es relevante, así como otras acciones que también constituyen violencia hacia las mujeres, pues en tanto existan esos mecanismos que limiten nuestro acceso a votar y ser votadas, no podremos decir que nosotras tenemos garantía plena de nuestros derechos políticos.
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